Familiar de niños perdidos en Colombia asegura que duende no permite encontrarlos

A un mes de el lamentable accidente en una avioneta en el que perdieran la vida, Herman Mendoza, el piloto, Hernando Murcia Morales y Magdalena Mucutuy, madre de los niños perdidos sigue siendo un misterio el paradero de los cuatro hermanos de entre 1 y 13 años que supuestamente sobrevivieron después de que el avión en el que viajaban se estrellase en mitad de la selva en el sur de Colombia. 

Aunque las autoridades afirman estar muy cerca de los pequeños hasta el momento de la publicación de este blog el paradero de los menores es desconocido y lo que llevó a muchos usuarios en redes especular sobre teorías conspiranoicas sobre qué habría pasado con los infantes, desde que ellos nunca se subieron al avión y es una excusa para encubrir una red de trata de personas, hasta aseverar que esa región donde se encuentran perdidos es un punto espiritual muy importante y las energías no permiten que puedan dar con ellos, estos rumores lograron tomar más importancia después de que uno de los familiares declara que existen seres que estarían cargando a los pequeños. 

“La selva tiene un misterio, no es el primer caso que ha pasado, por ejemplo, en la parte del Amazonas, por las partes del Vaupés también se han perdido muchachos e indican que son por los misterios de la selva. Cuando una persona se pierde, ellos son los que los cargan”, afirmó familiar en entrevista con el Periódico Meta. 

“El 'duende' sale por presencia del ser querido, él es el que los tiene así a los niños. Los menores pierden la voz, por eso ellos botan las tijeras, porque le dicen que lo bote, que lo bote, que eso no le sirve", expresó. 

Y agregó: “Los niños en este momento no se pueden encontrar. Uno con gritar, con llamar, ellos no escucha. Por ese lado ya no se puede”. 

La última estrategia para encontrarlos ha sido poner puestos fijos que emiten luz y sonido para llamar la atención de los niños, y dejar silbatos en la cañada donde creen que pueden estar para que silben. También a los paquetes de comida que el ICBF lanzó hace unos días, van a añadir nuevos envíos con mantas, más comida y ponchos. 

Y a la búsqueda se han unido en las últimas semanas casi un centenar de indígenas de varias zonas selváticas del país que buscan con sus medios y su sabiduría y conocimiento de la naturaleza a los niños que consideran hermanos, pues forman parte de la comunidad uitoto.  

Los niños acompañaban a su madre en su primer viaje en avión, desde el recóndito resguardo de Araracuara, en los lindes entre los departamentos de Caquetá y Amazonas, con destino a San José del Guaviare para reunirse con su padre.  

"Los abuelos nos contaban -dice la directora del ICBF- que en la zona de donde ellos vienen, que es otra selva colombiana, los niños pasaban mucho tiempo en la selva, sabían qué comer y cómo vivir ahí, por eso tenemos ilusión". 

Por eso, un mes después de la desaparición de los niños en la selva, "cada día es un día más entre angustia y esperanza", zanja Cáceres. 

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