El nuevo mejor amigo ruso

Por Ricardo Córdova

Россия — здесь целый мир!

(¡El mundo entero cabe dentro de Rusia!)

 

Lema oficial del ministerio de turismo de Rusia.

 

Puedo contar con los dedos de mi mano izquierda el número de paisanos que hasta antes del Mundial de Futbol había tenido la suerte de encontrarme en Rusia en los últimos 7 años. Es por ello que no me alcanzaría este espacio para poder expresar propiamente la alegría que me provocó hallar a un par de mexicanos deambulando a las 4:00 am por el aeropuerto de Domodedovo (Moscú) a principios de julio de este año.

Ambos eran varones, ninguno alcanzaba la treintena, los dos vestían orgullosamente sus jerzeys oficiales de los Pumas y salpicaban su charla con “güey”, “varo”, “carnal” o “simón”, palabras pronunciadas con un acento tan chilango, que de solo escucharlos daba gusto. Por supuesto que no perdí la oportunidad de acercarme a ellos y preguntarles sus impresiones sobre Rusia.

Se alternaron para responder que francamente ya estaban muy cansados de tanta fiesta y que ya deseaban volver a México, pero al mismo tiempo estaban súper contentos por todo lo que habían visto y vivido durante los casi veinte días que llevaban dando vueltas por Rusia.

Me dijeron que habían venido a apoyar a la selección nacional durante su participación en el Mundial y que el país sede había resultado más bonito de lo que se imaginaban: con mucha cultura y espectaculares atractivos turísticos en cada lugar que habían visitado. Hicieron hincapié en que los precios del transporte, la comida y el hospedaje habían resultado razonablemente económicos y que pensaban regresar en un futuro no tan lejano. Continuamos un rato platicando sobre los excesos del mundial pero al cabo de veinte minutos nos deseamos suerte, intercambiamos algunos tips y nos despedimos para seguir cada quien su rumbo.

Sirva la anterior anécdota como pretexto para comentar que me encantaría que más y más mexicanos se dieran la oportunidad de venir a conocer esta maravillosa tierra. De verdad que hacen falta. Es por ello que -tarde pero seguro- celebro el anuncio que se dio hace unos días, después de la reunión que sostuvieron AMLO y el embajador de Rusia en México, Viktor V. Koronelli, específicamente sobre la iniciativa de suprimir el visado entre Rusia y México, el cual confío no tardará mucho en volverse realidad y que indudablemente multiplicará no solo el flujo de turistas entre ambos países, sino fomentará el acercamiento y conocimiento de ambos pueblos, que si bien es cierto nunca han podido considerarse grandes amigos, estoy convencido que este es el momento adecuado para comenzar a construir una relación sólida, tomando en consideración que después del Campeonato del Mundo ambos países –me consta- sienten una fascinación recíproca por su gente, su historia y su cultura.

 

Por otra parte y acá entre nos

Durante y después del Mundial no era raro ver en la televisión o escuchar en la radio a los locutores rusos decir que los mexicanos fueron una de las aficiones favoritas del público local, pero no solo por la fiesta, sino también –y sobre todo- por el contacto que se dio entre la gente de ambos pueblos. Y así como sucedió con los rusos, supongo que para los mexicanos que tuvieron la oportunidad de realizar el viaje a las estepas la idea que tienen de Rusia cambió radicalmente.

En mi experiencia, a los rusos les caemos bien por exóticos, por coloridos y por ser latinos. No se sacan de onda ni nos discriminan por nuestro tamaño, complexión física, color o por no hablar su lengua. Y es que Rusia ofrece tanto, que honestamente sería una pena no venir a conocer y a disfrutar de tantas ventajas, comenzando por el simple hecho de que el rublo no pasa por sus mejores momentos, lo cual significa que a los mexicanos no nos resultará especialmente oneroso pasar unas buenas vacaciones disfrutando de los muchísimos atractivos que hay en estas tierras.

Por ejemplo: ¿Qué tal un recorrido por el riquísimo patrimonio artístico, histórico y cultural -en verano o en invierno- de la bellísima San Petersburgo? ¿O una caminata por la Plaza Roja y la icónica Catedral de San Basilio en Moscú? Para los intrépidos está la opción de atravesar Rusia en una semana a bordo del tren transiberiano, desde San Petersburgo a Vladivostok. Pero para los que prefieren la naturaleza, ¿qué tal un viaje a la estepa Siberia, al Lago Baikal, a la zona volcánica de Kamtchatka o a la ciudad-balneario de Sochi? ¿Además de probar el vodka y el caviar, quieren descubrir los secretos de la cocina rusa? En este inmenso territorio conviven más de 100 nacionalidades con diferentes tradiciones culinarias, lo que lo convierten en uno de los destinos gastronómicos más exóticos del planeta.

 

Parafraseando a AMLO, el cual durante la campaña presidencial decía: "Estar esperando que emergiese el submarino ruso en el puerto de Veracruz”; yo no pierdo la esperanza de que cada vez más y más mexicanos se lancen a Rusia y que en lugar de submarinos con el oro de Moscú, emerjan coloridas trajineras con aventureros mexicanos con o sin sombrero dispuestos a descubrir los tesoros que Rusia ofrece para aquellos que se atreven a visitarla.