Florales como la naturaleza

Foto: Cuartoscuro

Por Gerson Gómez

La curiosidad se impregnó en los pulmones. Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Los versos de quien escribe son el reflejo de una vereda interminable. 

Lo hacemos llevados por la necesidad de dialogar con nosotros mismos. Ese monólogo serena los flashazos de la desesperanza. Al tomar las veredas tropicales de la ciudad monstruo, antes conocida como CDMX. 

Parada obligada para quienes militamos en la contracultura. Las inmediaciones del metro Buenavista. A donde llegó por décadas el tren norteño “El Regiomontano”. 

Con una salida al día. Las 18 horas. Llegada a las 9 de la mañana. A la inversa igual. 

En los pasillos aledaños a la zona, los puestos de mercancía rocanrolera se han diversificado. Un poco sado mucho otakus. Por fuera de la majestuosa Biblioteca José Vasconcelos, el colectivo feminista, ofrece a la par de las pláticas sobre identidad y género, libros, ropa de segundo uso, algunas otras necesidades de belleza. 

Detalle exprés. Cigarros florales y aromáticos. Fabricados por unidad. Para mejorar enfermedades interiores y hasta para sanar las del alma. 

En diez pesos puedes encontrar, por encima de la psicología y del psiquiatra, el autoconocimiento y la predica para estos momentos convulsos. 

Ni hablar. Sorprendido entre la variedad, me decidí por uno de ellos. Huele a campo. Aún no me atrevo a prenderlo. Lo tengo en el cenicero de cristal de la editorial. Podría ser la solución al mundo. No tengo la menor duda.