The haters party

Por Gerson Gómez Salas

Todo casual. Reunión petit comité. Temática de los años 80.

Flecos dominados con Acuanet. Desafiando la fuerza de gravedad. Blue jeans Levis y camisas Aca Joe arregladas en las mangas hacia arriba. Relojes Swatch transparentes y Top Siders multicolores.

Nos vamos a juntar los compañeros de la prepa. A celebrar la presentación de la obra de teatro de fin de cursos. La graduación está a la vuelta de la esquina. Aun no puedo creerlo. Terminar el interminable bachillerato.

Pedí permiso a mis abuelos para utilizar la piscina de la casa. Estuvieron de acuerdo.

-Vas a limpiar luego el mugrerío de tus invitados- insinuó mi abuela.

Hubo de pasar por dos escuelas. Perder un año completo. Con las monjitas y con los Montesori.

A los quince años malgasté la virginidad con Lewis. Apenas después de mi fiesta rosa en una quinta con toda la familia, menos mi padre biológico, ese cabrón se esconde en las faldas de su nueva esposa.

Lewis, en algún momento de la tarde, sin percibir la luz roja de la cámara de su celular, grabó toda la sesión.

Seguimos de novios tres meses de ilusiones. Indecisa, presionada para elegir la carrera universitaria, Lewis me propuso matrimonio.

Se enculó. Ni él ni yo sabíamos mucho de coger. La proposición, ¿Belinda quieres ser para siempre mi Valentine?

Me fui de nalgas. En el porche de la casa le pedí tiempo para pensarlo. Ya llevaba la joya en una cajita, lista para colocarla en mi mano.

-Dame tiempo- algo dentro de mi cuerpo explotaba. Tal vez su aroma de niño bien, como yo. Las ganas de seguir cogiendo sin la necesidad de ir a confesar los viernes, por los pecados de la carne cometidos.

Demasiado pronto le dije no. Al enviar un WhatsApp corté toda posibilidad de dinámica social ascendente, como le dice mamá a mejorar la especie.

Por eso eres rubia y con los ojos claros verdosos. Debes fijar en tu cabecita objetivos reales.

A ella no le molestó el comienzo de la vida sexual. Solo preguntó si use condón o me los dejaron caer adentro. Para ir a llevarme con el ginecólogo y hacer estudios para cualquier ets.

-Despreocúpate, ya me bajó como siempre, solo me quedaron a deber más caricias o menos dolor para esa primera ocasión.

Mamá es toda acumuladora. En su recámara de soltera conserva muchas de sus prendas de la época. Estoy un poco más alta. Las caderas y los pechos, los míos, vienen en proporción generosa.

Desde la tarde del sábado, la haters pool party en su apogeo. Las aguas locas de garrafones ocultos en las hieleras del Oxxo. Nada de reggeton o de perreo sucio. A nosotras solo 21 Pilots e Imagine Dragons, todo lo naco se hace en español.

En la obra de The Addams Family hice el papel de la abuela chiflada. Whats a problem para alisar el cabello.

Papá esta cabreada conmigo desde el año pasado. Le envié un mensaje al WhatsApp. Supongo lo leyó.

-El amor no tiene una forma decidida, el amor es una experiencia única, el amor me ha hecho una mejor persona, he conocido al amor de mi vida en la nueva high school-.

Desde la penumbra de la foto en blanco y negro, Pamela y yo nos estamos besando.

-No he sido la mejor hija del mundo, no pretendo serlo nunca, estoy enamorada y sí, me gustan las mujeres-.

Papá debe ser como esos haters, las botargas de las piñatas para nuestra fiesta de fin de cursos.

Imprimí su foto y la fijé en la piñata. Fui la primera en dar la campanada. Ya un poco ebria y muy contenta, le prometí a Pamela olvidarme para siempre de Lewis.

Y ella hizo lo mismo con la piñata de su familia. Rompimos las cadenas de nuestra condición. Nuestras familias valen para pura chingada. Esa es la única razón en la vida.

Ser nosotras contra el mundo entero. Jódanse haters hipócritas.

Importante: Este contenido está redactado en sentido literario y es responsabilidad de quien lo escribe, no refleja la línea editorial del Diario de México