La apología del Señor Burns

Foto: Especial

Por Gerson Gómez

Aguardamos con sorpresa. Las noticias financieras son poco alentadoras. El país más endeudado del mundo carece de recursos. Los principales bancos, los acreedores y el denso aparato burocrático, ya pasaron de la línea amarilla.

Rescatar a quienes apuestan en su contra. Boom. Aquí viene el fantasma del 1929 y del 2008. Muchos irán a la calle. Usar los seguros de desempleo. Debo no niego. Pago no tengo.

Lanzar la moneda de un billón de dólares. Los Simpsons se adelantaron. Mr. Burns roba ese billete. De ahí proviene su fortuna. La transa contra Hitler. Vaya advenimiento. Otra vez Matt Groenning le gana el tiro a Wall Street.

Dar la vuelta al dinero. Hacer circular el papel o la moneda. Respaldar con oro, metales preciosos, inversiones. Ya nos rebasó el mañana.

Sólo gana el 1% de la población del planeta. Los demás estamos sujetos a la ley de la oferta y demanda. La cuesta es una panacea. Toda institución financiera empantana el progreso social.

Regalamos experiencias por encima de la realidad. Las baratijas de los grandes conquistadores. Nos asomamos a las vacaciones en el paraíso. Casas con pluma de seguridad en los accesos.

Los ladrones ni siquiera requieren identificación. Embargan desde los tribunales. A la calle con todo y triques. Los big sharks afilan sus dentaduras. Revolotean en sus tanques. Aquí viene otro banco sin dinero, otro estado en bancarrota. Un país sin manecillas para pagar sus deudas externas. La vida debajo del umbral de la pobreza. Una moneda puede salvar el mundo. Eso, ni Superman lo ha logrado.