La impronta de la naturaleza

Por Gerson Gómez Salas

Al bajar los pasajeros del avión de Vail Colorado, descendió la muerte. No la esperamos tan certera. Ni tan precisa. Ni chimuela, juguetona o festiva. Se escondió en la compensación del oxígeno.

Pasó por ella el chofer. La esperaba en casa la cocinera. El mozo continuó cortando el césped. El elemento de seguridad les franqueó el paso. Todos enfermaron.

El chofer en Escobedo tosió a la hora de la cena. La cocinera desmayó en la parada del metro en Cuauhtémoc. El mozo se registró en el consultorio de las farmacias similares. El de la seguridad privada le raspo el aire hasta faltar en los pulmones.

En sus habitaciones la fiebre incontrolada. -Pobrecito diabético-atlapresión-bajapresión-nocuentaconsegurosocial-comemuymal-sealimentadeproductosbasura.

Perplejos los familiares los vieron desfilar de consulta a ingreso a sala. Con la respiración entrecortada apagaron la conciencia. Suministro forzado de oxígeno. El patrón colocó anuncios de se busca trabajadores domésticos, de confianza, de preferencia con referencias, con carta de buena salud.

Enlazado el consejo de notables determinó suspender las actividades por cuarenta días. La avalancha del subempleo, de vivir al día. Sin bares, sin cerveza, sin trabajo. Sinvergüenza el estado de Nuevo León, el gobierno independiente. El asedio. La sed. Los acaparadores del verso libre. Los embusteros de la mortandad. Cerraron la llave. Nos conminaron a la peste en casa.

En el estado de sitio, los bozales, la desconfianza, la abulia y la locura.

¿Quién pensó en las prostitutas? ¿en las vestidas apañando a los incautos? ¿los mariachis, los fara fara? ¿En los bares de copas? ¿En los caballeros trashumantes? ¿En aquellos parias del hogar sin lugar donde endechar sus penas?

Se bebieron los almacenes completos. Las preparaciones de alta graduación con refresco de sabor. El silencio enloquece a los sabios. A los tontos los convierte en monjes. Los sacerdotes sin misa y sin pretexto de seducción a infantes.

El infierno mundial menos en Suiza. Quien vaya a morir de una vez se prepare. Haga las maletas. Venga a beber un tarro. La eutanasia cuando el destino nos alcance.

Polvo eres y en ceniza te convertirás. No llorarán por tí tus viudas, ni los hijos de tu segundo frente. Tampoco podrán velar tu boca con veneno. Eres la amenaza biológica.

Sin deportes televisivos, los hijos en el hogar, los padres en la casa, las madres deprimidas. Los amantes sin horario fijo. Los hoteles de paso temporalmente sin servicio.

Villa cariño, los besos-abrazos-coitosinterruptosdefrente-seprohiben.

Don paciente cero aparece risueño en el Sierra Madre. Sus trabajadores ni en las esquelas. Solo desaparecen. Esa es la ley de la selva.

En Escobedo, Ciudad Benito Juárez, Apodaca y García, las sexoservidoras ofrecen promociones por Twitter. La mercancía visual, el emparedado para cubrir el recibo de la luz.

Viacrucis en las oficinas cerradas. Morir por morir. Vanagloria. La muerte es ambulante y desconfiada. Benditos sean los padres fundadores. La purga ha comenzado-Los capitalistas chinos. Benditos sean las farmacéuticas-los protocolos acelerados-la SEP-la CIA-la DEA-el doctor de la O-Lopez-Gatell-el Peje-El Bronco-El Marro-Los chapitos- Adrián de la Garza- Abel Guerra-el Lysol de Donald Trump-las pastillas con cloro-las pistolas para medir la temperatura- la cerveza con 1.8 grados de alcohol, mi amigo Güicho Leal-Jaime Flores-Gerardo López Moya-el Pájaro Treviño- Carlos Pérez Jacobo-Paco Cienfuegos-Tony Hernández-el Covid 19.

Todos nos vamos a morir. Pero no hoy. Tal vez mañana. Es la venganza de la naturaleza. El último chascarrillo: ponernos mascarilla, aguantar la respiración es todo un pedo, mientras el apocalipsis estalla incorpóreo en los rincones del planeta.

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