La toxina de un gobierno

Por Gerson Gómez

Apenas libraron el primer año. Trataron de hacer bien sus tareas encomendadas. Los sorprendió la forma de hacer dinero fácil. Para proseguir en la vida pública. 

Ninguno de ellos, de los alcaldes en el país, posterior a las 52 semanas, en el sabor del poder, secuenciaron a sus subordinados para construir las plataformas del futuro.

Así Movilidad, Tránsito, Seguridad, Alcoholes y permisos de espectáculos o de construcción, ya pasan la charola de aportaciones.

Las horas para el toque de queda de los antros se disimulan con puertas externas o disfrazadas. Adentro, la fiesta sigue y no se acaba.

En las inconstitucionales antialcohólicas, las cuotas de los infractores se manejan de acuerdo con el escalafón. Te piden soplar no una, sino hasta tres veces, encienda el foco. Eso solo, de ingesta, manipularía el resultado final de la verdadera intoxicación etílica.

Colosio Riojas, Carrillo en Nuevo León, como los de la Cdmx, Sonora y cualquier otra entidad, se van imaginando en el Senado, como diputados federales o hasta por la gubernatura.

Sanear las finanzas es una impostura. Las fauces de los monstruos se cierran sobre los ciudadanos. Los exprime. Les saca hasta la última gota de los exiguos ingresos. La fragilidad de la cura es simple.

Paralizar los ingresos de las alcaldías. Clausurar a las mesas receptoras. Demostrar un mejor comportamiento social. Así no habrá mordidas. Ni quien nos lance la tarascada.