La última noche gótica de agosto

Foto: Gerson Gómez

Por Gerson Gómez

La zona metropolitana de Monterrey es ciudad gótica. El cortinero negro. Las nubes bajas y altas. A falta de sol, la lluvia, aunque escasa, embrutece a los automovilistas.

No soporto el aroma del fermento de la cerveza. En los interiores del autolavado trabajan a marchas forzadas. Siempre dejan alguna parte o sección sin limpiar. Vuelvo al mismo sitio solo por la garantía de lluvia.

En la aspirada se fue el fantasma de los aromas. Me hago a la mar por el carril de alta. Sin rebasar los 60 kilómetros por hora.

Dos vueltas al barrio antiguo. Me confunde Dr. Coss y su línea blanca de estacionamiento permitido. Ya se adueñaron de ellos los apartaespacios. Criminales de la sugestión y del chantaje. Yo no respondo si le pasa algo a su auto.

La patrulla de la Policía Regia los saluda en cada uno de los rondines.

Prefiero buscar en otro sitio. Brilla la cera. Resbala el agua. Por dentro huele a coco tropical.

En el Café Iguana los holandeses de Clan of Xymox, también conocidos simplemente como Xymox, darán un show en punto de las 23 horas.

El barrio antiguo de Monterrey es gótico, como la ciudad de Batman o la zona de Barcelona de antaño.

Xymox celebra 40 años y son considerados pioneros de este sonido, que se caracteriza por fusionar gothic rock con elementos del synthpop, new wave y estilos electrónicos. Ronny Moorings, Mojca Zugna, Mario Usai y Sean Göbe abren su gira por el territorio nacional. 
La lluvia con bochorno los registra interesantes a los oyentes. Stranger, Your Kiss, Jasmine & Rose. Louise, Emily. All I Ever Know, Lovers. Spider on the Wall, Loneliness, She y A Day se van de corrido.

Mientras cierro los ojos me recuerdan a The Cure y a Susie and the Banashers. Dejo las notas sencillas y los ritmos programados paseen por la cabeza y salgan por los pies.

La mayoría baila sola. Recuerdos ácidos, tachas o etílicos. El color negro es formal. La etiqueta para la ocasión.

En el encore Obsession, Muscoviet Musquito, Back Door, Lockdown y Farewell.

Bajo el toldo de un abandonado puesto de tacos está mi auto. De regreso lento, como siempre, en la tierra de los caciques Salgado Almaguer, San Nicolás de los Garza, la antialcohólica de todos los días.

Soplo al medidor una letra de Xymox. El oficial ya ganchó tres vehículos. A mí, al encenderse la luz verde, solo me da las buenas noches, como siempre.