Las normas y las tradiciones

Foto: EFE

Por Gerson Gómez

El balompié es un negociazo.

Lo conocen quienes invierten recursos de publicidad. Las tarifas por aparecer impreso en la playera. Al exhibir sus anuncios en las transmisiones por televisión. Incluso cuando cubren de manera momentánea la escena de anotación. 

La audiencia espera la retransmisión y el problema se desecha. Los nuevos estadios, muchos de ellos de nueva generación, representan dinero parado para seis días a la semana.

Modernos coliseos, para espectáculos abundantes. Gruperos, concentraciones políticas, religiosas, incluso para comedores de citas de negocios o como punto de turismo. 

La FIFA instruyó a los asociados a retirar las mallas, los alambrados metálicos, para cuidar a los asistentes. Por supuesto, después de una tromba de cuerpos fallecidos en una estampida, en un partido en África.

Asistir a los estadios, sin importar el color del equipo o la geografía nacional, representa un riesgo. Significa distraer elementos policiacos para organizar el tráfico, los estacionamientos, la entrada y la marcha de quienes llegan a observar los cotejos.

Muchos de los pagantes pasan la tarde entera en sus asientos. La inversión en esquilmos, como alimentos, refrescos, pero principal y sin medida, la cerveza, la estimulante lúpulo, cebada, malta y agua. 

En la Argentina, hogar de las barras bravas, las familias no asisten a los juegos. No es un juego de 11 versus 11. Sino de sangre y violencia. Viva el calimocho antes de entrar a la tribuna.  

Ninguna localidad vende licor. Algo imposible para los intereses de quienes van a las confrontaciones. Las empresas cerveceras, los dueños del balón, los primeros involucrados.

Se asiste a los estadios como a la carnicería varonil. Irrespetuosa y canalla.

De los ladrones de cerebro, aunque resulté irresistible, es menos peligrosa la lucha libre. Más catártica, correosa y emblemática. Apaga la tele no resulta. Paren el caos de la venta de cerveza.

Hagan la ley, no de un defenestrado Mikel Arriola, priista convertido en presidente de la Liga MX, prohibiendo las visitas de las porras de apoyo. Veten el licor. El principal atontante para la pasión de los cavernícolas.

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