Le terrible enfants: el world tour de Def Leppard y Mötley Crüe

Foto: Kenya González Saucedo

Por Gerson Gómez

Al amparo del vigilante. Nuestro monumento. El cerro de la silla luce majestuoso. Por la avenida del estado, al sur de la ciudad de Monterrey, el martes 21 de febrero, a media tarde, después de la salida del trabajo, 19 mil asistentes se colaron al estadio Banorte, la casa de los Borregos Salvajes.

Mötley Crüe regresó a la vida, aun firmado el contrato de jamás volver a los escenarios. Def Leppard jamás se ha ido con su New Wave of British Heavy Metal.

Mitad y mitad. La otra parte, Poison y Joan Jett, disolvieron la gira norteamericana del 2022. Estadios llenos. Cuatro shows completos por localidad.

Socavón habilitado a estadio de futbol americano. La pauta es advenimiento. Un solo escenario. A los costados los feligreses de la serenidad. En la parte baja, la A y B, distraen la espera con cerveza.

El éxito se mide por la posibilidad de llenar auditorios. Mötley y Def lo hacen. A la una y una. Quien inicia y quien cierra. La moneda simbólica del volado.

Hoy Mötley Crüe a las 20 horas, después de Agora, banda mexicana de solo tres temas y listo el calentamiento. Plato principal se sirve caliente.

Tommy, Nikki, Vince y el recién contratado John 5 suple a Mick Mars. Los chicos malos de la calle de las desnudistas, Sunset Strip. Supervivientes al glam de los 80tas. Despacio voy con prisa.

Se pierden decibeles entre la brisa cálida de la tarde. Las olas de audio vienen, escapan y retornan a capricho del viento. El humo desde las consolas intoxica a los ingenieros de audio. Retiran el toldo apresurado.

El desgaste es legítimo. Nikki ha muerto dos veces por sobredodis. Tommy es actor porno no reconocido. Mick padece una enfermedad incurable. Vince, entre peleas, sobrepeso y perdidas familiares. Solo John 5, formado en las filas de Marylin Manson y Rob Zombie, les puede seguir el paso a sus nuevos compañeros.

El setlist, la paradoja. Está sacado del Década de Decadencia y ampliado con los últimos sencillos. The Dirt no es una serie o una película. Es el testimonio del libro “Los Trapos Sucios”.

Mötley se desdice de lo ya dicho. En mi pueblo, es de sabios cambiar de opinión. Shout at the devil, looks thats kill, dont go away mad o home sweet home, además de kickstar my heart y girls girls girls, dignifican la presentación de la banda glam de los chicos terribles.

Nikki disfruta de México. Lo demuestra al pasear con la bandera. Mientras toma fotos con su Leica de 200 mil pesos, en la parte de los descamisados, los humildes de la tierra, sus hermanos de vicios vencidos.

Tommy quiere ver pechos al aire. Esto habría sucedido hace 15 años atrás. Ahora el privilegio del tuerk y de la promiscuidad efervescente la llevan de la mano los reguetoneros y las vírgenes de los géneros urbanos.

Insólito. Def Leppard sale seis minutos tarde. 10:06.

Conteo regresivo. Lets get rocket baby. Joe Elliot con la cabeza encanecida y el cabello planchado hacia dentro. Las secuencias y el patriotismo de los ingleses, ad doc a la elegancia de sus personalidades.

Hysteria, Animal, Photogaph, When love and hates collaide suena hasta hasta Avenida del Estado. Transeúntes, estudiantes, gente del barrio anexo al ITESM, disfrutan a media altura, desde los pilotes de concretos acomodados como barreras de tránsito.

Se acomodaron en el césped los confiados. Los ocasionales, a quienes no les interesa el evento del tenor Andrea Bocelli, la gala en Fundidora.

La puntería del ingeniero de audio decora con el pastel sonoro con precisión. Def Leppard suena idéntico a las tomas de sus discos. Eso es oficio. Todo sin exceso todo con medida. Boom. 

Mótley y Def siguen la gira por Sudamérica. Recaudan la carreta de dinero para los próximos meses.
En Monterrey, el verdadero trabuco comienza el 22 de febrero. Desde las 8 de la mañana hasta las 20 horas. Deben desmontar el escenario, empaquetar y cargar en los trailers. Dejar el estadio como estaba antes del concierto.

Los talacheros reciben tres comidas y la compensación de 500 pesos por su día. Baño de sol incluido.