Cuando se consume la energía del CEO
Por David Somoza Mosquera
Una premisa que en el mundo empresarial no se debe pasar por alto es la expuesta por el consultor James Brownsell en su artículo “The Physically and Mentally Fit CEO”. Asegura que los líderes y las organizaciones resilientes no nacen. Y tiene toda la razón. Se construyen -como bien dice- a través de decisiones deliberadas que protegen la energía, enfocan la transformación y el talento preparado para el futuro.
“Podría decirse que ser director ejecutivo es el rol más privilegiado en los negocios, pero también el más estresante y el más solitario. Los jefes corporativos marcan el rumbo de sus empresas, son dueños de todas las decisiones importantes y cargan con el peso de las expectativas de la junta directiva, los accionistas y los empleados”, advierte.
Todo ello tiene consecuencias. Muchos directores ejecutivos agotan involuntariamente su capacidad al comprometerse demasiado, delegar poco y pasar por alto la renovación personal. Esto lleva a otra verdad esbozada por Brownsell y es que cuando un CEO se agota, toda la empresa lo siente. Las exigencias son mayores, la visibilidad mayor y la presión más constante que nunca.
“En el mejor de los casos, los directores ejecutivos lideran con valentía, inspiran a otros y dejan una huella duradera mucho más allá del balance. Pero alcanzar esa cima y permanecer allí nunca ha sido tan exigente. El entorno empresarial actual es excepcionalmente volátil. El cambio y la incertidumbre continúan intensificándose, junto con el escrutinio público. Los directores ejecutivos nunca han tenido menos margen de error cuando se trata de generar crecimiento, desarrollar resiliencia y estar a la altura de expectativas altísimas”, asevera en su artículo publicado en el portal de Boston Consulting Group.
En este punto cita a Christine Barton, asesora de BCG, quien asegura, en el caso de los líderes, que si no tienen el espacio mental, la claridad, la convicción y la energía para hacer el trabajo, están paralizando la empresa. Sostiene que muchos estudios cognitivos muestran que la toma de decisiones empeora cuando se está fatigado, agotado o estresado mentalmente.
Llegado a este punto hay que resaltar que “la resiliencia no es un lujo”. Es un imperativo de liderazgo que agudiza el juicio, sostiene la energía y protege el desempeño a largo plazo. Los mismos principios se aplican en todos los equipos de liderazgo: cuando la energía se gestiona con intención, la calidad de las decisiones, la alineación y el impacto aumentan, expresa Brownsell.
Y qué mejora manera de gestionar esa energía que siguiendo lo que propone Charlotta Sirén, profesora asociada de Gestión en la Universidad de St. Gallen y también citada en el artículo. Esto es: “Los nuevos directores ejecutivos deben aprender a elegir sus batallas. No se puede arreglar todo de una vez. Esto sólo conducirá al estrés crónico y al final al agotamiento".
Así que ha que evitar a toda costa que se consuma la energía del CEO, que se quedé sin el valioso combustible.
