'El año de la furia': analizar la antesala del horror para que no se repita

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MADRID.- Después de "La noche de 12 años", donde el joven José Mujica era encarcelado y torturado por su ideología, ya en plena dictadura militar, Rafa Russo plantea ahora la necesidad de repensar cómo aquello fue posible: "Cómo un país como Uruguay, tan ejemplar, se deslizó poco a poco al precipicio del totalitarismo".

Hijo de argentinos, Russo explica en una entrevista con Efe que siempre le llamó la atención cómo aquello pudo suceder en Uruguay, un país "siempre en la vanguardia de los derechos humanos y el progresismo", y hoy, afirma, "hay síntomas preocupantes" y no solo en Latinoamérica.

"Hoy hay un auge de la ultraderecha en todas partes, quiero creer -apunta Russo- que lo que ocurrió no volverá a ocurrir pero hay ciertos paralelismos muy preocupantes, y la libertad de expresión, que es uno de los ejes de esta película, creo que vuelve a estar muy amenazada, y por numerosos flancos".

Con guion del propio Rafa Russo, que vuelve a ponerse detrás de la cámara tras una larga temporada, "El año de la furia" ocurre en el convulso Montevideo de 1972, el año previo a la dictadura militar.

"Me pareció más interesante contar la antesala del horror y contarlo desde el nivel de la calle: cómo les afectó a sus vidas, a sus trabajos, a sus amistades: cómo la bala del miedo paralizó a la sociedad", señala Russo.

La cinta sigue a Diego (Alberto Ammann) y a Leonardo (Joaquín Furriel), dos guionistas de un conocido programa de humor de televisión de mucho éxito donde satirizan a los militares e intentan que la dirección de la cadena aguante las presiones y mantengan el programa en antena.

En paralelo, el espectador transita junto a uno de esos militares en alza, el teniente Rojas (Daniel Grao), un torturador que se ceba con los guerrilleros tupamaros y esconde sus contradicciones entre el alcohol, y Susana (Martina Gusman), una prostituta que, sin saber quién es -ni querer saberlo- le arropa y le conforta.

Grao cuenta a Efe que la dificultad de encarnar a un monstruo como "el tanguitos", apodo de Rojas entre sus víctimas, es "la intensidad y la incomodidad de hacerlo -explica-, más por lo que él vive y por lo que empieza a sentir por Martina, mientras es consciente de que está adiestrado para ejecutar". Y lo peor, añade, "por tener la creencia de que está en lo correcto".

Frente a él, Diego, un muchacho que "no quiere trascender, no pretende ser héroe, ni mártir, no tiene grandes expectativas políticas, que no es activista, sino humorista. Un buen tipo en un momento estupendo de su vida al que buscan sus amigos, porque saben que no les va a fallar. Es un tipo normal al que le pasa esto por encima", explica Ammann.

Para el ganador del Goya revelación en 2009 por "Celda 211", y ahora en los hogares de medio mundo convertido en Pacho Herrera de la serie "Narcos", "han cambiado las formas" del miedo y el peligro; "ya no son señores vestidos de verde sino un accionar político a través de los medios de comunicación, las 'fake news', y cultivar el odio para destrozar a las familias desde dentro".

Para Russo, "lo interesante de ver la antesala del horror es que puedes explorar las claves de cómo se llegó a la situación a la que se llegó", aunque, se lamenta, "no sé si hemos aprendido las lecciones".

Y, como creador empieza a sentir que hay cosas que no puede decir, porque si lo hace, se mete "en charcos" y puede haber consecuencias: "Creo -señala- que no estamos sabiendo defender la libertad de expresión ante el auge de los nacionalismos y las derechas".

La película, que llega a los cines este viernes 28 de mayo, cuenta además con un elenco de actores en estado de gracia que incluye a Furriel, Grao y Amman, a Martina Gusman, Sara Sálamo, Paula Cancio y Miguel Ángel Sola, además de Maribel Verdú.

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