El lenguaje de los sueños contra la “necropolítica”: Alma Delia Murillo da voz a los desaparecidos

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Con su novela 'Raíz que no desaparece', la escritora Alma Delia Murillo se adentra en la brutal realidad de los más de 130,000 desaparecidos en México. La obra no solo denuncia la “necropolítica” del Estado y la “deshumanización del exterminio”, sino que rompe la frialdad de las estadísticas al dar un lugar central a los sueños de las madres buscadoras, una herramienta que, según la autora, las fiscalías suelen ignorar.

En entrevista con la agencia EFE, Murillo critica cómo la palabra “víctima” se ha institucionalizado de forma “perversa” en el lenguaje oficial, despojando de su humanidad a quienes buscan a sus seres queridos. Para ella, este término se ha convertido en una "cárcel ideológica" que limita la comprensión de la tragedia.


 

Un mapa de la tragedia a través de los sueños y la tierra

 

'Raíz que no desaparece' se aleja de la lógica racional para explorar un camino de conocimiento alternativo: los sueños premonitorios de las madres. Murillo relata que durante la investigación para el libro, estas mujeres le confiaron cómo sus sueños les revelaban con asombrosa precisión el lugar donde se encontraban sus hijos.

La novela utiliza la metáfora de la “inteligencia vegetal” para imaginar cómo los árboles, a través de sus raíces y su corteza, se comunican para revelar la verdad oculta en el subsuelo de los campos y bosques mexicanos, un espacio tapizado de fosas clandestinas. Esta idea surgió cuando la emblemática palmera de Paseo de la Reforma fue talada y reemplazada por un ahuehuete que no sobrevivió, un símbolo de una tierra infértil y enferma sobre la que hoy se erige un antimonumento a los desaparecidos.


 

Un grito para "trascender la imbecilidad"

 

Murillo advierte que la “raíz” de este problema no desaparecerá porque es un dolor encarnado en la sangre de las familias y las futuras generaciones. La autora define su novela como un "grito al México de 2025" para que la sociedad exija a los políticos dejar de ser “omisos, negligentes y, en muchos casos, cómplices” del crimen organizado.

La escritora lamenta que el problema de la desaparición forzada sigue escalando, y los últimos tres gobiernos han acumulado más de 100,000 casos. Para ella, el "exterminio" continuará hasta que la violencia toque a las puertas de quienes se han creído “intocables”, en el corazón de las grandes ciudades, obligando a replantearse el pacto del Estado con el narcotráfico.

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