'Mujeres del Alba', de Jimena Montemayor, una cinta para recordar los crímenes del pasado

Por Aarón Cruz Soto 

El 23 de septiembre de 1965, un comando del Grupo Popular Guerrillero, ataca el cuartel de Madera en Chihuahua, entre los guerrilleros se encontraba Arturo Gámiz García, un profesor rural de la zona, siendo esta acción la primera acción armada insurrecta del México contemporáneo y que marcaría profundamente la historia.  

Esta historia es el punto de partida de "Mujeres del Alba", el tercer largometraje de la directora mexicana Jimena Montemayor Loyo y que será estrenado en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG). 

 Basada en las aclamadas novelas "Las mujeres del alba" y "Las armas del alba" del reconocido escritor Carlos Montemayor, esta película se proyectará como parte de la Selección Oficial en Competencia del FICG, que se llevará a cabo del 3 al 9 de junio de este año. 

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 La trama de "Mujeres del Alba" se desarrolla en el contexto del asalto al cuartel de Ciudad Madera en la Sierra de Chihuahua en 1965. Después de los abusos y despojos de las compañías madereras y ganaderas en complicidad con las autoridades, un grupo de maestros, estudiantes y líderes campesinos decide tomar las armas.  

Mientras los rebeldes se ven obligados a esconderse, sus familias se convierten en el principal objetivo del ejército. La historia coral se cuenta desde la perspectiva de las mujeres que, a pesar de las dificultades, luchan desde sus frentes para apoyar la causa.   

En entrevista para el Diario de México, Jimena Montemayor, contó que esta película es en parte una “deuda” que tenía con su padre, el escritor Carlos Montemayor, de llevar en una ocasión una novela suya al cine y Jimena cumplió, con esta película. 

“Mujeres del Alba es la novela póstuma de mi padre, cuando la leí supe que era como una película que me llamaba y que podía llevar a la pantalla grande. Teníamos ahí una vieja promesa pendiente de llevar una de sus películas al cine, y cuando leí esta novela, supe que era la que realmente podía materializar, la que más me conectaba”, indicó Jimena Montemayor. 

La directora señaló respecto al trabajo de adaptación de las novelas al guion que algunas ideas que funcionaban perfectamente en el papel se volvían difíciles de plasmar en la pantalla grande. Por otro lado, quería evitar la romanticización de la violencia, mientras mostraba su impacto y las terribles consecuencias que conlleva. Para lograrlo se esforzó por encontrar el equilibrio adecuado y evitar una representación cruda y convencional. 

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“Así siento que era eso, no romanticizarla (la violencia) pero tampoco representarla de forma cruda. Digamos que esos eran mis límites y me movía en ese terreno. Aunque no estaba totalmente segura, ahora siento que tal vez haya diferentes maneras de abordarla. Porque a veces no es necesario mostrarla explícitamente para transmitir su impacto”, detalló la directora. 

Montemayor contó que, para realizar esta película entrevisto a algunas de las sobrevivientes, entre ellas a María Gaytán, hija de Salvador Gaytán, uno de los guerrilleros. Estas valiosas entrevistas permitieron comprender mejor la experiencia de las víctimas y plasmarlo en su trabajo cinematográfico.  

Resaltó la importancia de dar voz a múltiples perspectivas y experiencias en la narración. A diferencia de muchas películas en las que las mujeres suelen ser representadas de manera unidimensional. 

La directora se propuso explorar la diversidad de vivencias y puntos de vista de las mujeres durante ese hecho con base en la novela. Así, la película busca mostrar cómo distintas mujeres vivieron y reaccionaron ante los acontecimientos, desde el apoyo a los guerrilleros, hasta las contradicciones y la lucha interna que experimentaron. 

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