[RESEÑA] Bubble Bobble Sugar Dungeons: Un experimento sin alma que no termina de cuajar
Por Ernesto Becerra
En una época donde los estudios intentan exprimir la nostalgia mezclándola con géneros modernos, Bubble Bobble Sugar Dungeons intenta subirse a esa tendencia fusionando la clásica fórmula arcade con mecánicas tipo dungeon crawler. La franquicia, que regresó en 2021 entre críticas mixtas, vuelve a intentarlo con este “experimento”… pero ¿funcionó realmente? Aquí te contamos.
Modos de juego y gameplay
El juego ofrece dos modos principales:

Mazmorra (Modo clásico)
Es la experiencia más cercana al Bubble Bobble tradicional: avanzar nivel tras nivel hasta enfrentar al jefe. Sin embargo, el ritmo plano, con desafíos que rara vez sorprenden y un diseño que repite patrones sin mucho ingenio.

Castillo (Modo dungeon)
Es su intento de innovar. Aquí recorres pasillos interconectados, encuentras tesoros, eliges rutas y, en teoría, deberías sentir exploración. En la práctica, los caminos suelen ser cortos, previsibles y con poca variedad, lo que le resta emoción al concepto.

Habilidades y burbujas especiales
Además de la burbuja básica, puedes conseguir variaciones como:

- Burbuja de largo alcance
- Burbuja de fuego
- Burbuja de agua
- Burbuja bomba
Estas habilidades ayudan a limpiar grupos de enemigos, pero casi nunca resultan necesarias. Encontrar materiales para fabricarlas es extremadamente fácil, lo que elimina cualquier sensación de progresión.
Sistema de misiones

El juego incluye pequeñas misiones que se completan al avanzar. El problema es que su presencia se siente puramente cosmética: no aportan profundidad, no modifican el gameplay, y parecen añadidas solo para simular recompensas.
No siempre experimentar es lo mejor
Tras completar el juego, es difícil no sentir que Sugar Dungeons existe más por compromiso que por una intención real de innovar.
El diseño de niveles es tan simple que puedes terminar la campaña en aproximadamente una hora. Muchos tramos pueden superarse simplemente esquivando, sin necesidad de enfrentar enemigos, lo que deja en evidencia la falta de reto.
La variedad de enemigos también es mínima. Los jefes destacan ligeramente por su diseño, pero son muy pocos y su batalla termina antes de que logren dejar una impresión duradera.
A nivel artístico, el juego tampoco ayuda: reutiliza modelos, animaciones y assets del título previo, y la presentación visual luce barata, sin personalidad y lejos del encanto que caracterizaba a los clásicos arcades de Taito.
Veredicto
Hay franquicias que nacieron para brillar en las arcades, y Bubble Bobble es una de ellas. Pero en pleno 2025, cuando el mercado es más exigente y competitivo, no basta con revivir un nombre conocido. Bubble Bobble Sugar Dungeons es una entrega sin alma, con poco contenido, escasa creatividad y una ejecución que nunca despega.
Es un experimento que intenta modernizar la franquicia, pero termina recordándonos que no todas las sagas necesitan un giro de género para seguir vivas… especialmente cuando ese giro se hace sin pasión ni ambición.