Felicidad

Estudios señalan que las personas trabajan con la meta de tener un mejor sueldo, adquirir bienes muebles o inmuebles, entre otros. Asimismo, hay investigaciones para verificar si estos factores materiales son integrales para la felicidad del ser humano. La cuestión es: que da mayor satisfacción, ¿incrementar las posesiones y/o propiedades materiales? ¿Fomentar las relaciones personales? o ¿es una mezcla de ambos?

El documental Happy (Netflix 2011) hizo un estudio para determinar si la riqueza económica tiene un efecto directo en la felicidad de las personas. Se realizaron entrevistas a personas en: Brasil, Dinamarca, Estados Unidos, India, Japón y otros catorce países. La premisa fue entender cuáles eran los elementos que daban felicidad a una persona. Se asumió que la situación socioeconómica sería primordial en esta sensación de felicidad. También se consideró que las relaciones familiares y/o de amistad podrían ser un factor en esta situación.

Se encontró que en países más desarrollados la gente es más infeliz que en los menos desarrollados. Se descubrió que en los primeros, donde la competencia es uno de los principales motores de la sociedad, no se fomentan las interacciones entre personas. Se vive una adecuación de la teoría de Darwin de la Ley del más fuerte. El fin no es la felicidad, es la productividad.

Según Happy, la gente más feliz realiza tareas que le dan un propósito a su vida. Éstos viven en comunidad, comparten logros y retos y mantienen una conexión constante entre los miembros de su misma familia extendida (abuelos, padres, hijos, primos, etc.)

Ahora bien, el coeficiente Gini (ya mencionado en esta columna) mide la inequidad en la riqueza de las personas y fija criterios objetivos. Sin embargo, Happy nos recuerda que la felicidad no depende solo de la situación socioeconómica, ubicación geográfica, entre otros. Los seres humanos tenemos la opción de cuestionar todo lo que es difícil en la vida o encontrar lo que da felicidad y agradecerlo.