¿Avanza la intención de regular al ecosistema de Bitcoin?

Foto: Pixabay

Por Moris Beracha

¿Regular o no el Bitcoin? Es una disyuntiva a la que se enfrentan desde hace años Estados, países y organismos, aunque las intenciones de establecer regulaciones con respecto a este criptoactivo difieren ampliamente. Sin embargo, hasta el momento la condición legal del Bitcoin no se ha establecido firmemente, como tampoco hay consenso sobre el tipo de regulaciones a implementar.

Algunos abogan para que estas medidas sean restrictas y se prohíba completamente su uso; otros plantean que se restrinja en ciertas entidades y operaciones y el resto propone que sea totalmente legal. 

Lo último en esta materia se dio a conocer el pasado 11 de abril y tiene que ver con la estrategia de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos, mejor conocida como la SEC, para regular más al ecosistema de Bitcoin. 

Para ello, la institución abrió vacantes para abogados que quieran formar parte de la División de Activos Digitales, el brazo del regulador que supervisa las actividades relacionadas con ese criptoactivo.  

Así que la búsqueda de abogados que emprende la División de Activos Virtuales se podría enmarcar dentro la estrategia del regulador para extender el control sobre mercado de criptoactivos.  

La iniciativa de la SEC se suma a tantas otras, como la emprendida por el Fondo Monetario Internacional, que a finales de febrero anunció, acompañado por la Junta de Estabilidad Financiera (conocida como FSB, por sus siglas en inglés), que planeaba emitir un documento que sintetizará las reglas globales para el uso de Bitcoin y criptomonedas.

Sin embargo, no sorprende la postura del FMI de regular la industria de Bitcoin y las criptomonedas, tomando en cuenta que en numerosas ocasiones se ha opuesto a su uso y proliferación. Por ejemplo, es bien conocido que el organismo ha estado en contra -y aún lo sigue estando- de la adopción de Bitcoin como moneda de curso legal en El Salvador porque, según ha argumentado, pone en riesgo la estabilidad financiera del país centroamericano.

Pero el interés de regular el ecosistema de las criptos no se queda allí. En julio del año pasado, el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea llegaron a un acuerdo provisional para generar el marco legal necesario para regular el mercado de las criptomonedas. Coincidieron en los puntos abarcados en la propuesta MiCa (Markets in Crypto Assets), que ahora debe lograr el visto bueno de la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios de la Eurocámara.

Posteriormente, la propuesta será sometida a votación en sesión plenaria; y a esto se le debe sumar la aprobación necesaria por parte del Consejo. Así, se estima que la normativa podría entrar en vigencia a fines de 2023.

Ahora bien, ¿la regulación que buscan algunos países y organismos sobre el Bitcoin y otras criptomonedas pudiese afectar su descentralización?

Ciertamente, toda esta debacle que hubo en el sector de criptomonedas durante el año pasado va a acelerar la imposición de regulaciones, lo cual hace falta porque siempre es conveniente contar con un marco regulatorio que rija a los exchanges que están trabajando y a todos los grupos que están por detrás de las criptomonedas.

Sin embargo, la regulación no hará que el Bitcoin pierda su descentralización porque recordemos que es un commodity que no lo controla nadie. Además, es transparente y publica su información. Nosotros sabemos cuánto se mina en Bitcoin diariamente, conocemos su cotización. La regulación lo que hará es que muchísimo más dinero entre en el mercado porque hay reglas claras.

Además, desde su creación, el Bitcoin tiene una oferta limitada de 21 millones y no hay más. Por lo tanto, es muy importante que se entienda que esta criptomoneda es la verdadera red monetaria digital. Con el Bitcoin no tenemos a una persona detrás, no hay un país, tampoco existe una compañía, es la única criptomoneda que tiene esa cualidad.

En el caso de que algún país o alguna institución decidiese imponer una regulación férrea sobre el Bitcoin en específico, le resultaría muy complicada su aplicación porque si cualquier persona que tenga un Bitcoin en su billetera fría decide transferírselo o vendérselo a otra persona, lo puede hacer sin ningún tipo de problema y nadie en el mundo se puede oponer a esta transacción.