¿Estarán en peligro los sistemas de pensiones en América Latina?

Por Moris Beracha

Hace cuatro décadas fue la novedad. La implantación del sistema de pensiones chilenos fue el inicio de una experiencia diferente que propulsó el diseño y puesta en marcha de varios sistemas de pensiones en América Latina. Pero la realidad es otra…

La pandemia vino a cambiar la manera en cómo se hacen las cosas. La economía continúa resquebrajándose en varios sectores y estos sistemas no son precisamente la excepción. En época de crisis, de baja productividad, de pérdida de empleos, en fin, de escasos recursos, hay que echar mano de los ahorros para asegurar la subsistencia. Y los fondos de pensiones están entre las primeras opciones.

Un estudio dirigido por el profesor de EAE Business School de España, Juan Carlos Higuera, titulado “Las pensiones en el mundo. Retos y tendencias de futuro”, señala que el modelo chileno fue el ejemplo a seguir por México, Bolivia, El Salvador y República Dominicana, entre otros países. Al principio, todo iba bien, pero esto cambió.

Además de la pandemia, se sumó el incremento de la esperanza de vida en la región, que en los años 90 el Banco Mundial calculaba que sería de 68.3 años, y ahora es de 75.4 años, situación que incide en el rendimiento de los fondos, bien sea de carácter privado o público.

En razón de lo anterior, los montos que están recibiendo los beneficiarios por concepto de pensiones son muy bajos, ya que no fueron calculados al actual nivel de vida. Según el documento, esta condición conlleva a riesgo de pobreza extrema a quienes se jubilaron bajo un sistema que, aparentemente, iba a proporcionarles a futuro un retiro digno.

Otros informes de características similares han ahondado en el tema. El vicepresidente de Conocimiento del Banco de Desarrollo Regional (CAF), Pablo Sanguinetti, en el documento “Los sistemas de pensiones y salud en América Latina”, ofreció algunas recomendaciones que deberían ser consideradas para evitar el colapso de estos sistemas.

"Primero, todos los adultos mayores deberían contar con un ingreso mínimo suficiente. Segundo, el componente contributivo de las pensiones debe estar equilibrado en términos financieros para ser sostenible. El tercer lineamiento se refiere a aspectos más específicos del diseño de las pensiones, con un foco especial en los incentivos para aportar que ofrecen los distintos sistemas para aumentar la cobertura y los aportes", destaca Sanguinetti.

En América Latina persisten dos sistemas: en el primero de ellos se aporta a un fondo público en el que se recibirá una pensión, según el promedio de remuneraciones, semanas trabajadas y edad. El otro es de ahorro individual, en el que se consigna a un fondo personalizado privado (AFP) y se retiran los rendimientos en la edad establecida.

En Chile, aunque la pensión promedio ronda los 298 dólares, la asignación media es de 189.8 de dólares y cada 10 chilenos no puede financiarse una pensión superior al umbral de la pobreza. En el caso de Brasil, los trabajadores del sector privado perciben un máximo de 1.055 dólares, mientras que 70% de los jubilados reciben un salario mínimo de 180 dólares.

El salario mínimo actual en Perú se ubica en 258 dólares. Sin embargo, jubilados del sector público obtienen un promedio de 166 dólares, y los del sector privado tienen un ingreso de 277 dólares.

Colombia es uno de los casos de sistema dual. En sector privado al culminar el periodo de cotización, el afiliado podría tener un ingreso de 110% del salario mínimo, lo que actualmente equivale a unos 226.8 dólares. El monto de la pensión en el sector público varía según el rango al momento de la jubilación.

En Argentina, desde el año 2008 el sistema de pensiones es estatal. El promedio es de 403 dólares, aunque cerca de 50% de los pensionados cobran la mínima, estimada en 217 dólares.  En lo que respecta a México, el país se encuentra realizando la primera reforma al Sistema de Ahorros para el Retiro, creado en 1997.

Es tiempo de cambios, de acelerar los procesos. Y en este caso urge adecuar los sistemas previsionales al entorno actual para evitar que estos fondos, que benefician a un alto porcentaje de la población latinoamericana, sobre todo aquella de menores recursos, colapsen y sumen un nuevo escollo para la recuperación de la ya alicaída economía de América Latina.