La encrucijada de la economía latinoamericana

Por Moris Beracha

La crisis económica desatada a raíz de la pandemia está obligando a los países de América Latina intentar nuevas estrategias tendentes a desarrollar una “recuperación sostenible”. La declaración corresponde a Mauricio Claver-Cardone, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, en el marco de la asamblea anual del organismo.

El alto funcionario invitó a reflexionar acerca de la crisis social y económica que enfrentan las naciones latinoamericanas, en virtud de que la región atraviesa por una importante encrucijada. Y, efectivamente, así es: sus palabras son tan solo una suerte de opinión compartida entre diferentes instituciones que, en reiteradas ocasiones, han hecho mención acerca de las dificultades por las cuales atraviesa la región. 

De allí que urge que, en conjunto, todos los gobiernos de Latinoamérica y el Caribe diseñen soluciones adaptadas, locales, en las cuales el único objetivo sea el de trabajar firme y sin descanso en procura de mejorar las condiciones de vida de la mayoría de los habitantes. El apoyo sostenido que se dé al sector productivo, el cual requiere de políticas claras y de esfuerzos mancomunados para paliar la crisis, será fundamental en la aceleración del PIB de los países.

Durante esta asamblea anual, la cual ha despertado un interés un tanto inusual, el BID dará a conocer cuáles serán las mejores alternativas que deberán evaluar y asumir los países para retomar la senda del crecimiento. De esta forma, se podrá ayudar a levantar su maltrecha economía, la cual poco a poco ha comenzado a mostrar algunas claras, pero débiles señales que hacen prever que en el mediano plazo podrá salir del estancamiento económico exacerbado por la irrupción del COVID-19.

La exploración de oportunidades de recuperación y de crecimiento sostenido, en aras de forjar una visión de futuro, son tan solo algunos de los aspectos claves a discutir en el marco de la asamblea anual del BID. 

Cabe recordar que la actividad económica en la región latinoamericana descendió 7.4%, lo que significó el mayor desplome del cual se tenga conocimiento en décadas. De igual manera las expectativas refieren que, no obstante, el crecimiento económico previsto para 2021 de 4.1%, no será sino hasta 2023 que se recuperen los índices previos a la pandemia. La crisis sanitaria golpeó duramente las cifras de empleo, lo que sin duda alguna tiene una consecuencia negativa en lo que se refiere a temas sociales.

Las expectativas son muchas. Los deseos de avanzar también. Las políticas que a bien se planteen en el seno de esta asamblea del BID deben ser, desde todo punto de vista, aplicadas por los gobiernos, los cuales serán los que, al cumplir con su ejecución, garanticen el éxito o el fracaso de las mismas.