Por Moris Beracha
El mercado de compra y venta de viviendas en criptomonedas todavía es pequeño, pero está en constante crecimiento. La principal ventaja es que, a diferencia del dinero bancario, no existen restricciones en las transacciones. De hecho, en ciertos países de América Latina han comenzado a abrirse espacios para recibir pagos con divisas virtuales por inmuebles.
El país que más ha avanzado en esta línea de negocios es Argentina, donde ya se comercializan inmuebles a través de Mercado Libre, aceptando pagos con criptomonedas. Las agencias inmobiliarias son las que intermedian en el proceso y evitan a los clientes las complejidades que implicaría esta modalidad.
En México, en de julio del año pasado se reportó la primera operación de compra-venta de una propiedad realizada con bitcoins, la cual se llevó a cabo en Ajijic, Jalisco. Se hizo a través de la plataforma de exchange de criptomonedas Bitso y Fibra GDL.
Unos meses después, en noviembre, el portal El Economista informó que la startup de base tecnológica para el sector inmobiliario La Haus habilitará la posibilidad de adquirir un inmueble con Bitcoin. Esta nueva funcionalidad comenzará a operar en el desarrollo Kahaal, en Playa del Carmen, en el estado de Quintana Roo, aunque la compañía espera extender esta forma de pago a las 80.000 propiedades que componen su catálogo.
La proptech, como se les conoce a las empresas inmobiliarias que basan sus procesos operativos en innovaciones tecnológicas, planea emplear la red Lightning de Bitcoin, usando el procesador de Bitcoin OpenNode, con el fin de acelerar las transacciones en los procesos de compraventa que se realicen a través de esta criptomoneda, señala el portal.
En el caso de Chile, un reporte recientemente publicado Buda.com revela que ya se comercializó oficialmente la primera vivienda adquirida con Bitcoin. El proceso fue llevado por una agencia inmobiliaria local, la cual garantizó el debido cumplimiento de los procesos y se encargó de que las partes involucradas recibiesen lo convenido en el acuerdo comercial.
Sin embargo, hay otros países como Colombia donde el mercado inmobiliario aún no le abre formalmente el espacio a las criptomonedas. A nivel local, los interesados en utilizar divisas digitales para pagar por este tipo de propiedades aún no pueden hacerlo con total normalidad. Sin embargo, esto no quiere decir que se pueda hacerse o que sea ilegal, solo hay que cumplir ciertos requisitos.
El Bitcoin y las criptomonedas no tienen en Colombia un estatus legal como ocurre en El Salvador, por lo que simplemente son vistos como activos digitales que caen en un espacio de alegalidad. Tampoco existen leyes que regulen las actividades comerciales que involucran el uso de criptomonedas como medio de pago, queda a completa discreción de las partes involucradas el aceptarlas por concepto de productos y servicios.
Este negocio también está en auge Panamá y cada vez son más lo que prefieren esta modalidad porque se realiza sin intermediación de terceros y se completa sin intercambiar los fondos a fiat, evitando a la banca. “Sí, la compraventa de inmuebles con Bitcoin (…) Esta nueva generación está buscando diversificar sus activos con la compra de otros bienes, como terrenos, casas y apartamentos”, señaló Aldo Antinori, fundador de la Cámara de Comercio Digital y Blockchain de Panamá.
Agregó, en entrevista con el portal La Estrella, que muchos de los que ahora poseen alto patrimonio generalmente prefieren hacer sus compras de bienes inmuebles con ese criptoactivo porque, de esa manera, evitan a las instituciones bancarias. La razón que hay detrás de ello es que en Panamá operan unos pocos bancos nacionales o regionales que no tienen corresponsales internacionales. Por ahora, en esa nación este tipo de transacciones se concentra en el sector de lujo.
En la actualidad, el Bitcoin se utiliza de manera incipiente en la compra y venta de viviendas en unos cuantos países. Sin embargo, las inmobiliarias tradicionales han comprendido que este servicio financiero puede serles muy útil y ya varias lo han incorporado a sus modelos de negocio como una forma de reinventarse.
