Claman por apertura de escuela afectada por colapso de edificio de Chimalpopoca

Por: Rubén Rivero
@DDMexico

Brenda lleva más de 20 días sin clases. Su escuela fue afectada tras la caída de un edificio en la calle de Bolívar 168, en la colonia Obrera, durante el sismo del 19 de septiembre. Y pese a que vio en carne propia cómo ocurrió todo, desea regresar pronto a continuar con sus estudios.


Su madre, preocupada, dice no saber qué pasará con la educación de la pequeña. Debido a que trabaja casi todo el día, Ericka debe levantar desde las primeras horas del día a su hija y buscar con quién dejarla. “Un día la dejé con mi hermana, otro la traigo aquí conmigo y a veces se la encargo a una amiga, pero no es fácil”, relata.


La escuela Simón Bolivar resultó dañada tras la caída del inmueble de cuatro pisos ubicado en la esquina de Chimalpopoca, en la delegación Cuauhtémoc, y las posibilidades de su reapertura son pocas. La directora del lugar les ha dicho a las madres que los alumnos pueden ser reubicados, pero las condiciones de los otros planteles a los que los dirigen no son las mejores. “Aparte de que están lejos, las instalaciones tampoco son las adecuadas, hay coladeras con varillas y en mal estado”, denuncia la empleada de un restaurant cercano a la zona.


Nosotros queremos saber qué pasará con la educación de nuestros hijos, necesitamos que vuelvan a abrir la escuela o nos manden a otro lugar en buenas condiciones para que los alumnos continúen con su educación, son de sexto año y ya están por terminar, no queremos que pierdan sus estudios, cuenta la señora.


Por lo pronto, los padres de alrededor de 60 niños, que conforman los dos grupos de sexto, entre ellos al que pertenece Brenda, se intentan organizar para exigir a las autoridades educativas una respuesta. Pegaron pancartas en la escuela en donde demandan “una pronta solución, poner de pie a su escuela”.


Para hoy planean manifestarse frente a las oficinas de la SEP, en el Centro Histórico, para que les hagan caso. No podemos dejar de pasar más tiempo, queremos que los niños sigan adelante, añade la trabajadora.  

HERIDAS QUE NO SE BORRAN     


Con tan solo 11 años de edad, Brenda vio como en cuestiones de segundos el edificio que estaba a un lado de la escuela en donde estudiaba se vino abajo el pasado 19 de septiembre durante el terremoto.
No es fácil asimilarlo, dice su madre. La mandé unos días con unos familiares afuera de la ciudad para que se despejara. Si a nosotros nos pegó, imagínese a ellos que estuvieron ahí cerca, recuerda  con tristeza la trabajadora.   


Estaba en el patio, en clase de educación física cuando ocurrió el temblor. Se dio cuenta de todo; por ello, Ericka cree que es necesario que los niños sean ayudados para que salgan del “shock”. Los maestros les han dejado tareas, pero ellos como que no lo asimilan, están como en otro lugar, asegura. 


Sería bueno que tuvieran terapias, que les ayudaran para que este tipo de cosas no les afecte y salgan adelante, sugiere. Yo quiero que mi hija continúe con sus estudios, es una alumna de la escolta y no me gustaría que su vida se quedara truncada, aseguró.