Discriminación y presión padecen otomíes en la urbe

Por: Patricia Guillén

@patito1811

Desde el pasado 19 de septiembre, 15 familias de la comunidad otomí de Santiago Metztitlan, municipio de Amealco, Querétaro, han estado pernoctando de albergue en albergue; en algunos casos les han dicho que ya van a cerrar el lugar, que ya no hay cupo o que no les corresponde dicho refugio. Presión, amedrentamientos, discriminación y hostigamientos es lo que han vivido las alrededor de 65 personas que antes del sismo vivían en el inmueble ubicado en la calle de Durango 119, colonia Roma, delegación Cuauhtémoc.

Son alrededor de 30 niños los que pertenecen a este grupo otomí que reside en la capital desde hace 18 años, entre ellos, cuatro recién nacidos, quienes han dormido en extremas condiciones climatológicas.

Actualmente se encuentran instalados en las canchas deportivas del Jardín López Velarde, frente al Centró Médico. Uno de los peque- ños nació el 21 de septiembre, su mamá, Paola García, tuvo a su hijo en el Hospital Materno Infantil de Inguarán y desde ahí comenzó su martirio.

“No tuve ni reposo ni nada después de que tuve a mi hijo; nos sacaron de dónde estábamos, únicamente estuvimos cuatro días en un albergue ubicado en Durango 54. Mi bebé tampoco ha descansado, se me ha enfermado de gripa por el frío, ahora tiene una infección en la garganta por el polvo, pero no tenemos de otra, ahora no he podido ni bañarlo”, dijo conmovida Paola, consolando el llanto de su bebé.

De acuerdo con Mariana Mora, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), los estándares internacionales establecen que en el menor tiempo posible después de un desastre, las autoridades tienen la obligación de ofrecer albergues y viviendas de emergencia adecuados y seguros para todas las personas afectadas, con atención especial a mujeres, niños, ancianos y personas con discapacidad; y que la población afectada debe estar protegida contra los impactos secundarios de los desastres.

Mora indicó que en varios albergues se denunciaron maltratos o situaciones irregulares violatorias de derechos por parte de las autoridades encargadas, que incluyen: el establecimiento injustificado de horarios muy estrictos de salida y entrada, que afectan las posibilidades de trabajar; en algunos casos equivalen a condiciones de semireclusión; la ausencia de apoyo médico y psicológico adecuado y permanente, obstáculos para acceder al acopio; la prohibición de ingreso a afectados de otros estados, la presencia injustificada de autoridades militares y la ausencia de autoridades que verifiquen la protección de los derechos humanos.

Actualmente sólo 6 de los 48 albergues oficiales permanecen abiertos. De acuerdo con estudios de la CIESAS, en el caso de comunidades indígenas residentes en la Ciudad de México que fueron afectadas por el sismo, el Gobierno de la CDMX ha incumplido los estándares internacionales que establecen que el Estado debe adoptar medidas apropiadas que permitan la rápida transición de un refugio de emergencia a un alojamiento temporal o a una vivienda permanente, sin discriminación alguna y a la mayor brevedad posible.

Tras ser rechazados en albergues oficiales han transitado en campamentos informales y albergues civiles sin recibir una solución acorde con su carácter de sujeto colectivo de derechos. Lázaro García Sóstenes, vocero de la comunidad otomí, solicitó a las autoridades les otorguen un espacio temporal para la instalación de casas temporales elaboradas con maderay pet.

“No queremos dar una mala imagen ni estar en estas condiciones, queremos que el Gobierno nos permita hacer estas casas”.

Durante un recorrido realizado por Diario de México se pudo observar la presencia de supuestas organizaciones quienes llegaban a despojar de casas de campaña a los damnificados, al ver la presencia de funcionarios de la Secretaría de Gobierno y de la Secretaría de Desarrollo Social, estos salieron huyendo.

De acuerdo con dichas personas, que llegaron en representación de la Secretaría de Gobierno capitalino a los damnificados otomíes les harán la entrega de víveres como cunas, cobijas, comida y lo necesario para su subsistencia; respecto a las viviendas dijeron que en breve darían una posición al respecto.

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