El show de Ricardo Monreal no está alejado de su 'ADN priista'

Foto: Cuartoscuro

Por Israel M. Campos Montes

Ciudad de México.- La ley de unidad nos dice que no existe separación entre personas, animales, objetos, planetas o galaxias. Todos formamos parte de una misma y única unidad o familia, lo que aplica para la política y prueba de ello es que Ricardo Monreal Ávila, coordinador de Morena en el Senado, ha señalado que ha sostenido negociaciones en torno a su posible candidatura presidencial con los dirigentes de la alianza Va por México, integrada por el PAN, PRI y PRD. 

Así, el político de 60 años que fuera gobernador de Zacatecas por el tricolor del 12 de septiembre de 1998 al 11 de septiembre de 2004 muestra como su ADN priista no se ha perdido del todo, pese a que hoy en día defiende el proyecto de la autollamada cuarta transformación.

“Estoy en ese proceso de definición, no está tomada la última [decisión]”, comentó Monreal Ávila en noviembre pasado en una conferencia en Madrid, España, donde participó en una reunión interparlamentaria entre México y esa nación ibérica. 

“Si se percibe que hay indefinición, la política es un proceso no precipitado, no arrebatado, tiene ritmos. Me precio de conocer la política, tengo 42 años de ser servidor público. Pero los ritmos los vamos a ir diseñando sin precipitación ni arrebatos”, indicó.

Y es que en Morena existe una “guerra fraticida”, dado que hace más de un mes en su programa El martes del jaguar, Layda Sansores San Román, gobernadora de Campeche filtró información sobre el supuesto patrimonio de Monreal Ávila, a quien acusa de tener junto a su familia de tener al menos 48 propiedades.

“Presunta delincuente”, le dijo Monreal Ávila a la mandataria, además arremetió contra Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de Gobierno, a quien culpó de estar detrás de una “campaña negra” en su contra. “Claudia, frena tu jauría”, escribió el exmandatario de Zacatecas en redes sociales el pasado 9 de noviembre.

Fiel a los pasos de un mercenario, Monreal Ávila se quedará donde garantice que tiene control de mando y si es la coalición opositora, no la ve con desagrado, porque él se formó gracias al PRI.

SHEINBAUM Y SU EGO

Pero Sheinbaum Pardo ha negado estar detrás de la campaña de Sansores San Román, aunque no ha ocultado que está del lado de la gobernadora en la pelea, al tiempo que vive ufana porque piensa más en el poder del Ejecutivo federal que en la capital del país, donde los homicidios siguen al alza y se perpetran cada día, aunque ella se empeñe en decir que se registran 1.9 casos de esta índole cada 24 horas, cosa que contrasta con las cifras que reportean al menos tres o cuatro casos.

La mandataria en cada evento al que asiste no duda en señalar que México está preparado para un Presidenta y no es que ello sea falso, sino que en cierta parte tiene razón, este Estado está listo para que una mujer lo lidere, sin embrago, ella no cumple el perfil adecuado, toda vez que es una política sin agenda, que sólo se dedica a repetir lo que dice el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Al carecer de postura, carisma y ese roce con líderes mundiales le resta puntos, pero no hay que olvidar que López Obrador así se maneja, bajo su eufemismo de que es mejor estar en el país al pie del pueblo, que andar en las élites mundiales.

Por lo que si maneja bajo esta postura, todo indicaría que Sheinbaum Pardo sería la abanderada de Morena rumbo a 2024, porque ella “escucha” las necesidades de la población.

López Obrador tratará de ocultar su afinidad con Sheinbaum Pardo al ordenar una encuesta para que de ahí salga el candidato, pero si nos basamos en qué representa esta estrategia de investigación, toda encuesta siempre lleva un sesgo que busca inclinarse a cierto resultado, lo que a todas luces decantaría en una imposición.

PUEDE HABER HIJOS DESOBEDIENTES

Interesante será conocer si Marcelo Ebrard Casaubón, encargado de Relaciones Exteriores, quedará conforme a lo que determine el sondeo de la supuesta libertad de elección, cuando es un político que ha vivido a la sombra de López Obrador en por lo menos dos comicios presidenciales, por lo que de no ser el elegido podría transitar a dejar la unidad morenista.

Monreal Ávila parece más claro y siente que este escenario aquí descrito pasará, por lo que con su colmillo retorcido empieza a adelantarse con miras a colarse sí o sí como candidato a “la grande”.

De esta forma, ambos políticos podrían abandonar el proyecto de transformación que tanto presume el partido guinda como la púnica solución para lograr un cambio en el país, pero si esto fuera cierto, entonces porque existen diferencias si se supone que es una hermandad impulsada por López Obrador.

Y es que todo es parte de La ley de unidad, si Monreal se va a una probable alianza revivida de Va por México, estaría llevando consigo la pureza de la autollamada Cuatroté, pero como no sería bajo el yugo de López Obrador se le dirá traidor y que es parte del “conservadurismo”, cuando si en un hipotético escenario se queda en Morena y vence en la encuesta entonces será el mejor alfil para ganar y retener la Presidencia.

Dicha dicotomía siempre sucede en política, es decir, todos los partidos son iguales, no hay ni uno solo que en verdad sea un cambio a las prácticas de cómo transitar con miras a mantener el poder.  

En cuanto a Adán Augusto López Hernández, titular de la Secretaría Gobernación, no hay temor de nada, él sabe que es testimonial su disque aspiración y que no tiene ninguna posibilidad de vencer, por lo que él al perder seguirá fiel a López Obrador, toda vez que su triunfo lo consiguió el ser nombrado como encargado de la política interna del país el 26 de agosto de 2021.

DESCARTA AMLO INTERVENCIÓN

Hace más de un mes López Obrador descartó que el conflicto entre Monreal Ávila y Sansores San Román provoque una fractura al interior de Morena, al señalar que el origen de su movimiento está basado en la gente y no en los líderes.

Aunque ello contraste con su actuar, porque como cabeza, siempre busca ser la imagen de la que parta todo, aunque no le correspondan las competencias a tratar. 

“Tampoco me preocupa porque hay un pueblo muy politizado y muy unido. A veces los dirigentes no quieren aceptar esa nueva realidad y no son tan importantes los dirigentes, no somos tan importantes. El papel protagónico en estos tiempos de transformación lo tiene el pueblo”, declaró el tabasqueño el pasado 16 de noviembre.

“No, no, no, no, no, no, no, la fuerza de nuestro movimiento está en el pueblo, no hay ningún líder, por importante que sea, eso que se lo aprendan, para que no vayan a levitar y se sientan como antes, ahí vienen las masas, ahí viene el pueblo detrás de nosotros. No vaya nadie detrás de ellos si no actúan de manera consecuente”, sentenció.

Once días después sus palabras no fueron llevadas a cabo en lo tangible y prueba de ello fue que encabezó una marcha para dar a conocer lo que considera avances de su gobierno a cuatro años de mandato, en un discurso que dio en la plancha del Zócalo, donde reportó lo mismo de siempre, que la nación tiene mejoras en economía, salud y seguridad, aunque la realidad muestre lo contrario, además de que estos anuncios siempre él los efectúa y no permite que los encargados de esas áreas que son los expertos den su opinión.

Fiel a su culto como persona, López Obrador reiteró tras su caminata de aquel día que el pueblo es el único sostén del proyecto político de lo que él denomina cuarta transformación, por lo que sugirió que su esquema de acción de gobierno sea nombrado como “humanismo mexicano”, saltándose así que las decisiones y el protagonismo les corresponden a los ciudadanos.

“Aun cuando lo fundamental son los hechos, no deja de importar cómo definir en el terreno teórico el modelo de gobierno que estamos aplicando, mi propuesta será o sería llamarle humanismo mexicano. Porque sí tenemos que buscar un distintivo, humanismo mexicano”, dijo el mandatario en un Zócalo lleno de simpatizantes o bueno eso nos hacen creer. 

IMCM