Ciudad de México.- Agentes del Ejército y la policía ministerial de Quechultenango fueron liberados luego de permanecer cinco horas retenidos por pobladores del municipio, quienes protestaron para exigir la salida de los militares de la zona ubicada en la región central de Guerrero.
Para negociar la liberación de los elementos, al lugar acudieron el comandante de la 35 Zona Militar, Enrique Martínez López; el secretario de Seguridad Pública Estatal, Evelio Méndez Gómez, y el director general de Gobernación, Francisco Rodríguez Cisneros.
Una vez en el lugar, se estableció la Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz que los funcionarios instalaron, “una mesa de trabajo escuchando las peticiones de los habitantes inconformes y, tras llegar a acuerdos, fueron liberados los uniformados”.
Los pobladores demandaron a la salida de las Fuerzas Armadas y pidieron establecer que la seguridad del municipio sea responsabilidad de los habitantes; además, pidieron que todos los operativos en la zona deben ser acompañados por la Policía Municipal.
También exigieron la liberación de Jesús Flores Gatica, un poblador que fue detenido en el Barrio de Manila por los militares, sin una orden y desconociendo los delitos que supuestamente se le imputan, según denunciaron.
“Tras la movilización no se registraron incidentes mayores y la situación en dicha localidad se encuentra en completa normalidad por parte de los ciudadanos”.
En el comunicado emitido, se afirmó que, durante los recorridos realizados en la zona, los militares “se han conducido con pleno respeto a los derechos humanos y sin alterar el orden público”.
En el lugar se concentraron unas 500 personas, con palos y machetes en mano. Desde las cuatro de la tarde, los habitantes del ayuntamiento bloquearon la entrada al pueblo para exigir la salida del Ejército Mexicano.
Quechultenango es conocido como el bastión del grupo criminal “Los Ardillos” que opera en la región Centro y Montaña de Guerrero; dicha organización delictiva ha sido señalada como responsable por asesinatos y desapariciones, en su disputa con otras cédulas por el control de la zona, así como de ataques contra la policía comunitaria
