El Papa Francisco llegó a Chipre y criticó la construcción de "muros del miedo"

Nicosia.- El papa Francisco llegó hoy a Chipre, el país europeo que mayor número de refugiados recibe en comparación con su población, y desde allí lanzó un discurso contra los muros "del miedo" y "los vetos dictados por intereses nacionalistas" en Europa.

Así lo dijo Francisco en su discurso a las autoridades en el palacio presidencial y tras reunirse con el presidente, Nicos Anastasiades, en el segundo acto de este viaje en el que también visitará Grecia y la isla de Lesbos, para poner el foco en la cuestión migratoria en Europa.

DIÁLOGO ANTE LA CUESTION DE LA DIVISION DE CHIPRE

En el discurso a las autoridades en el palacio presidencial hizo referencia a la ocupación por parte de Turquía de la parte norte de la isla con su invasión en 1974 lo que ha dejado desde entonces a Chipre partida en dos, cuando se creó la República Turca del Norte Chipre, reconocida sólo por Ankara.

Se refirió entonces a que "la herida que más hace sufrir a esta tierra es la provocada por la terrible laceración que ha padecido en los últimos decenios" y "que impide que muchas personas puedan volver a sus lugares de culto o a sus casas".

Sin citar nunca a Turquía, Francisco afirmó que "el camino de la paz, que sana los conflictos y regenera la belleza de la fraternidad, está marcado por una palabra: diálogo".

"Tenemos que ayudarnos a creer en la fuerza paciente y humilde del diálogo" y huir de "gestos de poder, de las amenazas de venganza y de las demostraciones de fuerza", agregó.

El pontífice pidió entonces "el compromiso por entablar un debate sincero que ponga las exigencias de la población en primer lugar" y también "una implicación cada vez más activa de la comunidad internacional a la salvaguardia del patrimonio religioso y cultural, a la restitución de cuanto en este sentido es más querido por la gente, como los lugares o, al menos, los objetos sagrados".

Tanto la Iglesia ortodoxa como la católica piden desde hace tiempo a Turquía que sean devueltas las iglesias situadas en el norte de la isla.

Por su parte, en su intervención, Anastasiadis "hizo hincapié en que Chipre es el único país en Europa que sigue dividido" y que "a día de hoy sigue vigente el drama para muchas familias de no conocer el paradero de sus allegados desaparecidos" y que a ello se añade que "el saqueo de monumentos culturales y religiosos en los territorios ocupados son aspectos que ofenden brutalmente a la humanidad".

LOS MUROS DEL MIEDO NO CONTRIBUYEN AL PROGRESO

Francisco continuó su discurso afirmando que "el continente europeo necesita reconciliación y unidad, necesita valentía e impulso para caminar hacia adelante".

"Porque no serán los muros del miedo ni los vetos dictados por intereses nacionalistas los que contribuirán al progreso, ni tampoco la recuperación económica por sí sola podrá garantizar la seguridad y la estabilidad", añadió.

Francisco realizó este discurso en un momento en el que Polonia ha militarizado sus fronteras con Bielorrusia ante la llegada de miles de migrantes procedentes sobre todo de Afganistán y Siria, pero también Chipre y Grecia han construido muros para impedir la llegada de los refugiados.

"Miremos la historia de Chipre y veamos cómo el encuentro y la acogida han dado frutos beneficiosos a largo plazo; no sólo en lo que se refiere a la historia del cristianismo, para la que Chipre fue el trampolín de lanzamiento en el continente, sino también por la construcción de una sociedad que ha encontrado su propia riqueza en la integración", dijo Francisco.

En este país, la llegada de refugiados ha aumentado sensiblemente en los primeros diez meses del año, con un total de 10 mil 868 inmigrantes irregulares, lo que supone un 38% más que en todo 2020.

Al respecto, el presidente de Chipre agradeció al papa Francisco que haya impulsado el llevar a Italia a 50 refugiados, una acción que calificó de altamente "simbólica" de cara a la necesidad de revisar la política migratoria de la Unión Europea (UE).

El presidente subrayó, como ya lo ha hecho ante las instituciones europeas, que Chipre tiene grandes dificultades para gestionar estas llegadas.