Opera tianguis de "El Salado" en la impunidad [VIDEO]

Por: Julio torres

En la delegación Iztapalapa hay 362 tianguis, uno de ellos es El Salado, ubicado en la colonia Santa Martha Acatitla, en el cual venden “chacharas” y artículos de dudosa procedencia como autopartes, electrodomésticos, joyas, ropa, perfumes y tenis de reconocidas marcas.


Los martes por la madrugada llegan camiones y autos que avientan su mercancía envuelta en telas para apartar sus lugares, lo que provoca caos vial por el cierre de las calles Sentimientos de la Nación, Jesús Carrillo, Octavio Paz, Oyameles, Pinos, Cedros y la avenida Ignacio Zaragoza.

Aquí, la oferta de productos ilegales no es problema, a lo largo de todo el mercado se pueden encontrar chelerías que ofrecen bebidas preparadas, como “la pitufina”, la cual lleva cerveza, dos caballitos y medio de vodka y una lata de boost, una bebida energética.

También venden medicamentos sin receta, algunos caducos; sin embargo, así son consumidos. Una caja de amoxicilina cuesta 12 pesos, vitaminas con 10 cápsulas en 10 pesos, bloqueadores que en farmacia pueden costar 300 pesos ahí se encuentran en 100.

De acuerdo con Gilberto Alcántara, quien es paramédico y enfermero, este tipo de medicamentos pueden causar efectos secundarios como vómito, diarrea o hasta un shock y caer en paro.

En cuanto al consumo de alcohol adulterado, aseguró que en caso de una congestión sólo se tiene de 20 a 30 minutos para reaccionar, pues “son reflujos directamente del estómago, todo es un exceso y la consecuencia es una bronco aspiración, ya que los líquidos se van a los pulmones, lo que puede causar el fallecimiento de la persona que lo padezca”. 

Mediante un recorrido hecho por Diario de México, se identificó un puesto en donde ofertan uniformes de la Policía Federal, botas, chamarras y chalecos con logos oficiales, las cuales cuestan mil 300 pesos, así como ropa utilizada por personal de la delegación, también con logotipos.

En el mercado también se pueden encontrar joyas, libros, animales y estupefacientes como mariguana y cocaína; además, se pueden comprar cuchillos, pistolas, escopetas, subametralladoras, cartuchos, cajas de descargas eléctricas y espadas.

De acuerdo con algunos vendedores, que por motivos de seguridad prefirieron omitir su nombre, la venta de productos ilegales se hace en “una vivienda o en algún escondite secreto”.

“Quien ha ido en alguna ocasión puede tener una idea de a dónde va, porque jamás un simple curioso podrá conocer y ver lo que sucede a su alrededor. Quien vaya debe ser precavido, siempre viendo por todos lados silenciosamente sin verse sospechoso, siempre en alerta cuidando de sus pertenencias. Si tiene algún contacto y sabe lo que quiere, en un ratito consigue lo que busca y a un buen precio, el que no, debe caminar por el tianguis hasta hallar lo que quiere, ya que dependiendo del giro es como están distribuidos los vendedores”, relataron.

Respecto a las armas y drogas “hay de calidad a buenos precios”, se pueden encontrar piezas originales o réplicas, pistolas calibre 8 milímetros, calibre .380, revolvers, cartuchos para escopeta, cartuchos de 9 milímetros, esposas, cargadores con mira láser, arcos con flechas y todo tipo de cuchillos y navajas, aseguraron.

Los vendedores dijeron que el tianguis lleva 42 años en función, aunque en un inicio no se encontraban productos ilícitos, pues antes se vendían únicamente frutas, verduras, ropa y alguno que otro accesorio; sin embargo, con el paso de los años, como en los 90, llegaron más comerciantes y los giros cambiaron.

Por su parte, Abel Badillo Bustamante, director de Gobierno de la delegación Iztapalapa, explicó que los ambulantes se siguen instalando debido a la falta de supervisión cotidiana y a que la demarcación “no cuenta con las condiciones” para el retiro de los casi 4 mil comerciantes, además de que “tendrían que coordinarse con el gobierno de Nezahualcóyotl”.

Indicó que durante los operativos se retiran pulque, cerveza y medicinas, pero a los 15 días vuelven a regresar. “Los detenidos deben pagar una multa para que se les devuelva el mobiliario”.
“A los detenidos por tomar en vía pública se le invita a tirar la bebida y si no accede se presenta con el juez cívico”, agregó.