Un “renacer” con historia
El origen del fenómeno se remonta a Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, cuando madres refugiadas reparaban muñecas dañadas para entretener a sus hijas y darles una “nueva vida”.
Décadas después, en los años 90, esta práctica evolucionó en Estados Unidos, consolidando una comunidad internacional de artistas y coleccionistas. En Polonia, la creadora Barbara Smolińska fundó una empresa dedicada a estos muñecos en un contexto marcado por bajas tasas de natalidad.
El arte detrás de un bebé Reborn
Cada muñeco Reborn es una obra de arte artesanal. Su creación combina técnica, paciencia y precisión:
Pintura artesanal: Se aplican hasta 15 capas de pintura para simular el tono, las imperfecciones y la textura de la piel de un recién nacido.
Cabello implantado pelo a pelo: El proceso, conocido como microrooting, puede tardar más de 30 horas por cabeza.
Peso realista: Se utilizan materiales que imitan el tacto y el equilibrio de un bebé verdadero.
Detalles finales: Uñas perfiladas, orificios nasales esculpidos y, en los modelos más avanzados, dispositivos electrónicos que simulan la respiración.
Estas piezas pueden alcanzar precios de miles de euros debido a su nivel de realismo y complejidad.
Más que un juguete: una herramienta terapéutica
Los muñecos Reborn se han incorporado a distintas áreas de la psicología, la medicina y el cuidado emocional:
Ayudan a procesar pérdidas o experiencias de infertilidad, ofreciendo consuelo a personas que atraviesan duelos o ansiedad. Expertos aclaran que su uso debe ser terapéutico, no sustitutivo de la vida real.
En pacientes con Alzheimer u otras demencias, los Reborn estimulan recuerdos de afecto y rutinas de cuidado, reduciendo estrés y episodios de ansiedad.
- Entrenamiento profesional y educativo
Se usan en escuelas de enfermería, partería y simulacros médicos, además de servir como apoyo para futuras madres que desean practicar la atención al recién nacido antes del parto.
Un fenómeno social entre la empatía y la controversia
El impacto emocional de los Reborn ha generado debate. En redes y comunidades, muchos dueños los visten, alimentan y arrullan como si fueran bebés reales; algunos incluso celebran “partos simbólicos”.
En Brasil, donde el fenómeno ha crecido enormemente, se registró el caso de una mujer que intentó solicitar baja por maternidad para cuidar de su muñeca, lo que llevó a legisladores a considerar regulaciones para evitar abusos.
La neuropsicóloga Catarina Andréa Santana Teixeira Azevedo explica que este vínculo puede representar una reparación emocional frente a pérdidas o carencias afectivas, un modo simbólico de cuidar al “niño interior herido”.
Por su parte, Barbara Smolińska, incluida en la lista BBC 100 Women, defiende la empatía y la apertura hacia este tipo de terapia:
“Los bebés Reborn pueden ayudar a muchas mujeres. No se trata de reemplazar, sino de sanar”.
Los Bebés Reborn cruzan la línea entre el arte, la ciencia y la emoción. Para algunos, son esculturas conmovedoras; para otros, una forma de consuelo. Lo cierto es que, detrás de su mirada de vinilo, se esconde una historia sobre el poder del afecto y la necesidad humana de cuidar.