La incurable enfermedad de la escritura: 'Memoria en ruinas'

Foto: ESPECIAL

Por: Diana Ramírez Luna 


¿Qué lleva a alguien a querer dedicar los últimos momentos de su vida a la escritura? Quizá la mayor obsesión de un escritor a lo largo de su existencia es precisamente esa: la escritura como refugio y campo de batalla, como impulso y malestar al mismo tiempo. 

Memoria en ruinas (2021, Abismos editorial) es una novela de Rodrigo Garnica permeada por la premisa de que la muerte del escritor no significa el fin de la escritura. Es así como el escritor y psiquiatra abre la narración como quien abre un gran ventanal para mostrarnos de una vez por todas las preocupaciones que perseguirán al protagonista a lo largo de toda la historia.

Tras más de una decena de títulos publicados, Garnica pone de manifiesto que la escritura es una enfermedad que no se cura: 

“Hubo un tiempo en que quise olvidar el extraño acto de escribir, de redactar historias imaginarias; era consciente de que, después de todo, aquello no servía para nada, excepto para combatir el aburrimiento; carecía de importancia hacerlo y cuando estaba a punto de colgar la pluma, como se cuelgan los guantes de boxeo, como se cuelga la sotana, la escritura me redescubría, me elegía una vez más como lo había he¬cho desde mi adolescencia y forzaba mi mano a continuar.”

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Desde su llegada al pabellón de oncología quirúrgica hasta su relación idílica con Isabel, transitando por el redescubrimiento del amor loco y de la sexualidad, el autor nos muestra cómo las circunstancias se irán complicando para su protagonista desde las diversas aristas que pueden arruinar los que, aparentemente, son los mejores momentos de la vida. 

A lo largo de la historia, Garnica hace una serie de alegorías en torno a la vida y la velocidad a la que la vivimos, la nostalgia y el paso del tiempo e incluso del amor, por lo que el libro se vuelve también una suerte de río donde podemos pescar aforismos y frases contundentes que nos llevan, invariablemente, a reflexionar acerca del ejercicio de la escritura y de las diversas formas que el amor puede adoptar, pero también para cuestionarnos acerca de todos esos tópicos, como él mismo lo dice, que sólo con el tiempo nos comienzan a importar. Aquellos temas cuya existencia sólo notamos conforme ganamos edad, coleccionamos heridas y la muerte se vuelve más tangible. 

“Y esperarás, porque los hospitales son, sobre todo, para eso: para esperar.”, ¿y acaso no nos hemos encargado de hacer de la vida una constante espera? Nos preguntamos tras leer al también psiquiatra, quien se cuestiona, en una suerte de vaso comunicante, con el cineasta Pedro Almodóvar en Dolor y gloria: ¿por qué sólo pensamos en el cuerpo cuando está enfermo, cuando duele, cuando pesa?

Rodrigo Garnica es originario de la Ciudad de México y nació en 1942. Su novela La Pregunta ganó el Premio Bellas Artes de Novela José Rubén Romero en 2004 mientras que Los ácratas el Premio Bellas Artes de Narrativa Colima para Obra Publicada en 2012. Por su parte, Memoria en ruinas forma parte de una trilogía cuya precuela lleva por título La memoria ofendida (2017, Abismos editorial), y está disponible en el sitio web de la casa editorial: https://www.abismoseditorial.com/product-page/memoria-en-ruinas