Whitfield Lovell: apartarse de la Historia no ayuda a un futuro compartido

Miami.- El artista estadounidense Whitfield Lovell, conocido internacionalmente por sus instalaciones alrededor de retratos a lápiz o carboncillo de afroamericanos anónimos de otra épocas, dice a EFE que "apartarse de la historia no ayuda al futuro compartido" de los seres humanos.

"Me sorprende -afirma en una entrevista- que alguien no quiera que los niños y los adultos entiendan nuestras historias mutuas y aprendan de los errores y la injusticia. Como seres humanos, es nuestra responsabilidad, y debería ser nuestra esperanza, hacer que el mundo sea un poco mejor que cuando lo encontramos".

Así responde cuando se le pregunta acerca de los intentos por limitar o directamente impedir la enseñanza de la historia de los afroamericanos en estados de EE.UU. gobernados por el Partido Republicano, como ocurre en Florida, donde precisamente se puede ver hasta el 21 de mayo la por ahora mayor retrospectiva de su obra.

El Museo de Arte de Boca Ratón, en el sureste de Florida, es la primera parada de "Passages", una exposición producida por la American Federation of Arts que después recorrerá museos de Virginia, Arkansas, Ohio, Carolina del Norte y Texas.

En un solo espacio de casi 700 metros cuadrados (7.500 pies cuadrados) se concentran obras creadas en un periodo de 25 años por un artista decidido a contar la historia "pérdida" o "borrada" de las personas de raza negra, como lo es él, en Estados Unidos, y plantear cuestiones universales como memoria, libertad e identidad.

INMERSIÓN EN LA HISTORIA DE LOS AFROAMERICANOS

"Passages" (Pasajes) contiene dos experiencias multimedia y multisensoriales, "Deep River" y "Visitation", cada una compuesta de varias obras de Lovell, además de piezas sueltas.

La primera recrea el cruce del río Tennessee que en plena guerra de secesión hacían los esclavos desde territorio confederado hasta un campamento del Ejército unionista en busca de la libertad, y la segunda el "Black Wall Street", como se conoció a una pujante comunidad afroamericana que se estableció en Jackson Ward, Richmond (Virginia), en la década de 1860.

"Todos los trabajos de esta muestra son profundamente personales, recuerdo el momento en que los estaba haciendo y lo que estaba tratando de lograr", dice el artista, quien realiza sus retratos, algunos de tamaño natural, a partir de fotografías antiguas de gente común que encuentra en mercadillos, ventas de garaje y anticuarios.

Son los mismos lugares donde encuentra los objetos desgastados que en sus obras acompañan a los retratos.

"Mis abuelos me dieron un rico sentido de lo que puede significar sobrevivir en este mundo a través de sus historias y el aprecio por aquellos que vivieron antes que nosotros. Quizás la razón por la que me atrae incluir objetos usados y gastados es porque es otra forma de agregar un elemento poético o simbólico".

EL PASADO REVERBERA EN EL PRESENTE

Lo que es claro es que el pasado es un imán para este artista nacido en El Bronx (Nueva York) hace 63 años.

"Las vidas de las personas que nunca conoceremos del pasado, ya sean antepasados o personas sin parentesco, tienen un efecto continuo y profundo en nuestras vidas. Supongo que me suscribo a algo que Albert Einstein dijo una vez: 'La distinción entre pasado, presente y futuro es sólo una ilusión obstinadamente persistente'".

Lovell recuerda cuán importante fue para él como futuro artista un viaje que realizó en 1977 a España, el primer país que conoció fuera de EE.UU., y una visita al Museo del Prado de Madrid.

"Me llamó especialmente la atención una pintura de Velázquez, que tuvo un efecto profundo y espiritual en mí. El pintor se había comunicado conmigo a través de siglos y culturas y de repente entendí el papel del artista. Fue una experiencia fuerte, visceral y nunca la he olvidado", dice.

"Aun así, ha sido un privilegio ser artista, ver el mundo con ojos de artista. La experiencia humana puede producir una enorme tristeza y una extraordinaria belleza a la vez", agrega.

Cuando se le pregunta si su arte es político, Lovell, cuyas obras están en las colecciones de los más importantes museos de EE.UU, señala que eso no es lo importante. ""Cada uno tiene que encontrar su propia voz, su propio lenguaje".