Confesiones de turista: Cineteca Nacional

Por Aranxa Albarrán Solleiro  

Drama is life with the dull bits cut out.
-Alfred Hitchcock

Carlos Monsiváis consideraba que el cine es una expresión profunda de la identidad de los pueblos, la razón en sus palabras conlleva a comprender la grandeza y la afición del séptimo arte contemplando cada uno de sus elementos: los efectos visuales, la iluminación, la fotografía, el vestuario, la música y sobre todo –evidentemente- la historia, aquella que tiene por tarea enganchar a cualquiera, tomarlo en sus manos y una de dos, maravillarlo o destruirlo. Afortunadamente, los hermanos Lumiére en 1895, fueron creativamente valientes de comenzar con la historia del cine y desde entonces, la vida se percibe con un sentido magnífico.

Los filmes, han sido perfectos retos audiovisuales que pretenden transportarnos a dimensiones que poco se viven en el mundo real. La invención de la cámara, el arte del gusto por la literatura, la escritura y la incentivación de la imaginación, ha sido causa de que contemos con grandes largometrajes y cortometrajes, que nos educan, como bien lo dijo en algún momento el notable Director de cine Quentin Tarantino: el cine es una escuela y está en la perspectiva de cada uno de nosotros, interpretarlo y apoderarnos de sus riquezas de manera que nos nutran la mente y sí, nos eduquen.

La construcción de recintos en México a través de los cuales podemos deleitarnos con las obras maestras que apreciamos reproducidas en una pantalla, se dieron derivado de la primera proyección de cine el seis de agosto de 1896 en el Castillo de Chapultepec, día en el que el Presidente Porfirio Díaz en compañía de su familia, presenciaron tan emblemático evento. No era asunto por considerarse insignificante, el ser privilegiados con la entrega de su creación fílmica de parte de los hermanos mencionados anteriormente. Según cuentan las historias documentadas, aplausos, ovaciones e incluso chiflidos que pretenden demostrar la alegría de un individuo, invadieron el espacio al quedar anonadados por semejante dicha.

Posteriormente en el primer cine de la Ciudad de México, el Salón Rojo el cual comenzó su construcción José de la Borda en 1755, con intención de hacer de este la mansión solariega más importante de la Nueva España, con poco éxito no lo logró, por lo que se convirtió en un centro fragmentado que sería utilizado para vivienda y comercios, de tal manera fue rescatado para convertirse en el principal espacio cinematográfico de la urbe. El elogio hacía el séptimo arte en México ha sido tal que se cuenta con una Cineteca Nacional creada hace 45 años y que es indudablemente, el espacio magno y fascinante en donde no solo se transmiten las mejores películas del cine mexicano, sino que aquí, se presentan los filmes de arte internacional que escasamente se proyectan en cines comerciales.

La Cineteca Nacional, adoptada por los capitalinos como un punto magnifico de encuentro, aprendizaje y esparcimiento, ha sabido ser un elemento esencial para el desplazamiento de la sociedad, sin importar la distancia, con el fin de visitarla, el tan solo pisar lo que se considera “el templo del cine en México”, genera un sentimiento de orgullo y honor.

Me pregunto si Porfirio Díaz hubiese presenciado una película sentado en alguna de las butacas de las diez salas que están a mi parecer, a la altura de cualquier cine internacional. Por si faltaba un incentivo cultural en la ciudad, no solo se transmiten proyecciones extraordinarias como las de Hitchcock, Kubrick o Scorsese, sino que cuenta con área de exposiciones de obras artísticas o temáticas como la que prevalecía del notable director español Luis Buñuel antes de que el confinamiento iniciara. Además, sus precios son un regalo para el bolsillo de cualquiera, al tener precios de $30 para niños, estudiantes y adultos mayores; y $50 para el público en general.

Al día de hoy, las reuniones para entretenimiento en la sociedad, se han visto afectadas con el cierre de establecimientos que atendían las necesidades de recreación de la sociedad, tal es el caso de los cines, contemplando que existen 886 complejos de cine en el país, según el Anuario Estadísticos de Cine Mexicano en su última edición del 2018, en los cuales se reciben 320 millones de visitas en un año generando un ingreso de 16 292 millones de pesos; vale recordar que desde el día lunes 30 de marzo, tras el comunicado del Gobierno tanto Federal, se postergó su posible reapertura hasta después del 30 de abril.

Por lo que el Foro al Aire Libre Gabriel Figueroa se percibe completamente desértico desde su exterior, ahí donde es típico de reunirse con cualquier amigo o ser querido y ver una proyección de un filme especial completamente gratis. Día o noche, sin importar la hora, el Foro se convierte en un espacio de picnic extraordinario, pareciera que todo el universo de detiene al sentarse en el césped y disfrutar, simplemente disfrutar.

Sus pasillos inmensos invadidos con olor a palomitas frescas, que se asegura según sus visitantes recurrentes, ser las mejores de todo México, las cafeterías que se han ido instalando poco a poco dándole un ambiente de intelectualismo que se goza suavemente. Sin olvidar a su librería de Educal que siempre sorprende con algún título poco hallado en otro lado.

La Cineteca con toques del arquitecto Michel Rojkind y su esencia rebosante de los Ríos Churubusco, hoy no tiene la oportunidad de llenarnos de colores y sentires flamígeros pero sí que nos recuerda lo valioso del trabajo cinematográfico en nuestro país, que ahora solo pueden consultarse algunos de sus archivos en línea, que no son lo mismo, pero al menos nos siguen avivando la afición que se le tiene.

Cada domingo uno de sus mejores admiradores y conocedores, Carlos Bonfil, nos relata a través de sus columnas una reseña de alguna película peculiar o raramente proyectada en otro cine, sus palabras se convierten en poesía, sin embargo tanto él como nosotros, nos quedamos con las plataformas comerciales de filme, series y documentales: Netflix, Amazon o HBO, que no se comparan con nada descrito arriba pero que nos evocan y aseguran que el primer salto al cine cuando salgamos bien librados de la cuarentena, sea en nuestra emblemática y majestuosa Cineteca.

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