Turismo negro con potencial post-pandémico

Por Aranxa Albarrán Solleiro / Confesiones de turista

Auschwitz es uno de los sitios más visitados del turismo negro, tan solo en el 2018 recibió a 2.15 millones de turistas. 191 hectáreas conforman la superficie total, es necesario tomar un tren para recorrer el lugar y aun así, el tiempo, el dolor y la destrucción interna al pisar cada piedra, emergen un sentimiento de eternidad, de algo que es inacabable en la mente y el alma.

Sin embargo, los campos de concentración son tan solo algunos de los destinos inmersos en esta tipología turística. Belfast en el Norte de Irlanda, es un sitio que cada día incrementa su potencial respecto a esta tendencia. El recorrido a través de los muros que dividen a la ciudad entre Protestantes y Católicos, estremece cada articulación del cuerpo. Ser guiado por un ex prisionero del Ejército Republicano Irlandés, escuchar sus relatos, sus memorias que le ganan la batalla al coraje de no derramar ni una sola lágrima. Espacios simulados dentro de una empresa manufacturera que se dedica a hacer tela e hilo, en donde crearon en conjunto de compañeros una celda para encerrar a los visitantes participantes del recorrido y decirles “así era nuestra habitación cada día, cada noche, no podíamos bañarnos diario, solo una vez por mes, comíamos avena por las mañanas y una papa con un vaso de agua como merienda. La calefacción no era para nosotros, la cobija tenía que cumplir su objetivo.” Mientras por dentro intentas no colapsar no solo con la presión de estar en un cuarto de 3 x 2 sino por saber y sentir un porcentaje mínimo de lo que ellos vivieron por la intención de defender a su familia y contemporáneos.

¿Qué es el turismo negro o “dark tourism” entonces? Es un turismo asociado con visitar sitios que tienen muerte, tragedia y sufrimiento como su principal tema. Comúnmente tales visitas se llevan a cabo con conmemoración, educación o entretenimiento en mente (Stone, 2005). Dicho lo anterior, la reactivación turística deberá de tener nuevos intereses de la sociedad viajera, es decir, se tiene planeado como ideal el fortalecimiento de un turismo rural, el alcance por fin, de un turismo sustentable en pro a la preservación de la naturaleza y su fauna, aunque se centre en una utopía puesto que al menos cada año se concentra un millón de toneladas de plástico y nueve mil millones de envases de pet, según el director de campaña de plásticos y restauración pesquera de la organización Oceana, Esteban García-Peña.

El turismo en México inició a producirse a mitad del mes de junio, comenzando por Quintana Roo, bajo la regla de solo ocupar el 30 % de su capacidad hotelera y con un turismo en su mayoría de negocios, no recreativo o de descanso. Empero, existen diversas tendencias por atender y que a pesar de las restricciones o peligro, una gran cantidad de turistas se verá atraído, como el ya mencionado “dark tourism”. 

Por ejemplo, Wuhan en China ha causado la polémica en la sociedad por haber sido epicentro del virus. Cuando llegue el momento de abrir fronteras a destinos internacionales, será uno de los destinos con más afluencia, puesto que la prohibición basta para ser fuente de persuasión hacía los demás.

A esto se le atribuye la baja de precios en los boletos de avión y el esperado bombardeo de promociones para atraer viajeros. Por otra parte, pocos saben de la relevancia histórica, gastronómica y arquitectónica de la ciudad, en tanto que fue una colonia británica. Su comida exótica, por supuesto, es uno de los principales motivos de su flujo turístico, no obstante el Estado de México también lo es, cuestión en la cual coincidimos y no nos encontramos tan lejos de ello. Hoy por hoy, la ciudad asiática comienza a ser blanco de aquellos que deseen rodearse de la atmósfera post-pandémica o simplemente estar cerca del tan mencionado mercado de animales -a pesar de su clausura- es un elemento suficiente para visitar el destino.

El turismo negro entonces, será un aliado y al mismo tiempo una alerta hacía la población residente, que a momentos, desea esfumarse de este tipo de intereses turísticos. En nuestra República esta tendencia se vive solamente en el norte, simulando el cruce de fronteras o la confiscación de droga en los carteles. Actos adrenalínicos, deseos o caprichos impensables para algunos, pero para otros vale la pena, sin importar el bienestar ajeno. Acciones con colores terroristas incluso para estudiosos del sector.

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