No compren aquella casa de 'Santa Fe'

El demonio del azulejo

Por Alan Guillermo Falcon 

Mira, yo llevo ya seis años de relación con mi novio, yo trabajo por Santa Fe y mi novio por el centro, en insurgentes, él es estilista muy exitoso, decidí comprar una casa para vivir juntos. El amigo de mi papá es un agente de bienes raíces, me ofreció una casa "perfecta" y una "verdadera ganga", con un precio de oferta casi un 50% menor al que se ofrecían propiedades similares en esa zona de alta plusvalía de la Ciudad de México. 

La casa era una joya, aunque de construcción antigua, rústica y con materiales resistentes, aunque remodelarla sería costoso debido a que era considerada una propiedad histórica y requería permisos. Decidimos mudarnos y comprarla con nuestro dinero ahorrado, al ya estar instalados los vecinos les comentaron que varios interesados habían ofrecido hasta más del doble de lo que ellos pagaron, sintiendo que la inmobiliaria no tenía una intención real de venderla. 

Nosotros creemos en energías y para limpiarla mi novio, tiene una clienta que se dedica al Feng Shui, visitó la casa y sintió que el lugar estaba cargado de "mucho dolor" y "mala vibra", sintiendo esto enterrado en el suelo y en las paredes. Les aconsejó deshacerse de la propiedad lo antes posible. Al ella realizar un ritual nosotros quedamos conformes aunque con la espinita de que hay mala vibra.

Sin embargo hicimos una fiesta de estreno e invitamos a nuestras amistades muy cercanas y se armó buena parranda porque ya saben, de qué la gente de ambiente gay cuando festejamos lo hacemos en grande y, como la casa tiene cinco cuartos y dos baños y medio, pues les dijimos, que si alguien andaba romántico o cansado o de a tiro estaban muy ebrios como para manejar y no quieren irse en Uber se pueden quedar a dormir y ya para cuando acabó la fiesta cerca de las 6 de la mañana todos acabamos muy cansados y bien derrotados. 

Agendamo un servicio de bronche para la mañana, donde a las 8 de la mañana llegaron las personas a nuestro patio que es enorme y montaron las parrillas y las mesas para hacer omelets jugos fruta café crepas o enchiladas para desayunar a todos los crudos que se quedaron en la casa. Todos los que se quedaron hasta tarde en la fiesta amanecieron con un aspecto agotado y descuidado. 
Aunque en el evento hubo exceso de todo, era evidente que todos lucían muy afectados físicamente. Al día siguiente, durante el desayuno, varios comentaron que no podían explicar su cansancio extremo, como si hubieran corrido un maratón.

Con ello no le dimos mucha importancia, así que decidimos hacer la fiesta de Halloween de la siguiente semana, yo estaba arreglando y adornando el patio en el que llegue a sentir una presencia constante, como si alguien me observara desde lejos. Al siguiente día llegué tarde del trabajo, y comencé a escuchar ruidos en el patio, específicamente debajo del azulejo, como si le estuvieran pegando a la tierra. 

Durante la fiesta de Halloween más intensa e íntima, los invitados terminaron huyendo y asustados. Uno de los amigos salió al patio y vio a un señor desnudo "arreglando" el azulejo. El ser avanzó hacia él, y el amigo gritó, momento en el que la entidad trepó la pared "como si fuera cucaracha" y desapareció por el techo.

Uno de mis amigos quería hablarle a la patrulla y le dije que no, ya que en la fiesta teníamos muchas cosas malas en la mesa de lo que consumimos y tomamos, por eso no era opción de hablarle a la policía. 

 

miedo
"Vampiro por Gemini"

Asustados, yo y mi pareja nos refugiamos en casa de mis padres, papá confrontó al agente de bienes raíces, quien se disculpó y confesó, quien vendía la casa era un señor ya muy grande de edad y que puntualmente dijo que hiciera lo posible por vender la casa a personas que no fueran religiosas y que les encantara la fiesta. Él como vendedor de la casa solo pensó en la comisión le daba igual las cosas o creencias de los cultos, sabiendo que no queríamos quedarnos más tiempo, el agente los aconsejó vender la casa a su precio de mercado, lo cual les permitiría sacar hasta el doble de dinero.

Pusimos la casa en venta, con todo lo acontecido, pues buscamos e indagamos que esas personas son vampiros energéticos, por eso conectamos las piezas sobre las “malas vibras”, el cansancio abismal de las fiestas que organizábamos y los vecinos que nos decían que era esa casa muy extraña y mala. En cuestión de semanas la vendimos y nos compramos un departamento. Y aunque conocidos que saben nuestra experiencia nos dicen que sin saberlo y sin quererlo alimentamos un vampiro energético hasta que pudo tener energía como para escapar de la casa.

Siempre creí que esas historias eran meramente entretenimiento para pasar el rato en internet, pero tuve que vivirlo en carne propia para entenderlo sufrirlo y afrontarlo con los ojos bien abiertos, pero sobre todo con la mente abierta pues ahora ya le bajé al ego y entendí que no porque no lo crea significa que no era verdad. 
 

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