La ciudad más fea
Por Gerson Gómez
Felicidades. Diego de Montemayor hizo de ti la ciudad metropolitana de Monterrey. En la tercera fundación. Al posterior de dos despoblaciones. Huía de la compañía de la fe. A su tercera mujer la asesinó por situación de engaño femenino.
A la hija de ella relación la matrimonió con quien fue el motivo masculino. En el edén la sangre corre desde Saltillo, en el exilio voluntario.
Montehell, Montegay, Monterrey. Territorio indómito. Ni siquiera las tribus originarias sobrevivieron a la matanza. Corrijo. Al exterminio bárbaro al lado de los ojos de santa lucía.
Felicidades a la urbe fundada en 1596. Hemos perdido la inocencia. Hemos cambiado el curso del rio Santa Catarina. Aun así, no lo domamos. El barrio San luisito a donde los migrantes aplanaron las fauces de los montes. Nuestra colonia Independencia. Sus miradores la Alfonso Reyes, la risca. Solo entran a la zona con salvoconducto de las células criminales.
Alfonso Martínez Domínguez, responsable histórico de la represión estudiantil de 1971, vino a imaginar el proyecto de una zona turística. Demoler la parte llena de casas de sillar, vecindades húmedas y tendajos de marea nada estable.
La llamó la Gran Plaza. Macroplaza.
José Alvarado escribió Monterrey ciudad adolescente en 1933. Las mujeres soñaban con corsarios. Los jóvenes con enriquecerse con rapidez. Huir a la capital del país. A olvidar el terruño.
Monterrey es la ciudad más fea de los Estados Unidos de América. Lo dijo bien la coahuilense Susana Zavaleta. Describió a pie juntillas los claroscuros del conjunto de municipios empalagados a la capital de Nuevo León.
Cada seis años un nuevo cartel despacha desde el Palacio de Gobierno realizado por Bernardo Reyes. Miles de inmigrantes apoltronados en las goteras y basureros. Las últimas noticias vienen en la supercarretera de la información.
Nuestro apocalipsis comenzó adelantado. Entre cuerpos desmembrados, obras digitales para imaginar cómo será la siguiente construcción millonaria.
Triangulaciones a las Islas Caimán y Suiza. El turno al bate de los fantasmas grises es mirarnos en el espejo de un rostro descarnado, chaparro y con aroma a barbarie. Vasconcelos lo describió. Cabrito y carne asada. Incluimos cerveza, orines, sobornos, travestidos, padrotes, corruptores de conciencia y mujeres tuneadas, en busca del narcoterrorista de moda. Igual la trata como reina por 15 segundos. Luego, la despacha por la siguiente recién salida de quirófano, con Only Fans.
Felicidades Monteinfierno. La burguesía manda todo el año. En el mismo archivo del calor.