Liberarse de los 'bloqueadores'
Por David Somoza Mosquera
“Cada líder opera a partir de un conjunto de suposiciones invisibles que silenciosamente dan forma a sus decisiones e interacciones”, escribe Muriel M. Wilkins, coach ejecutiva y CEO y fundadora de Paravis Partners, en su artículo When Setting the Standard for Your Team, Avoid This Common Mistake.
Explica que algunas de esas “creencias internas” pueden impulsar hacia adelante, pero otras, las que ella llama “bloqueadores ocultos”, socavan las mejores intenciones de las personas, sin que se den cuenta.
“Cuando estás en una posición de liderazgo, las creencias limitantes no sólo impiden el crecimiento individual; se ondulan hacia afuera para limitar a los miembros de tu equipo”, advierte.
De hecho, la regla es simple: las creencias limitantes del líder no solo impiden su propio crecimiento, sino que se ondulan hacia afuera para limitar a cada miembro de su equipo. Es como si el líder instalara un techo invisible justo por encima del potencial colectivo.
Estas creencias se manifiestan sutilmente, pero con efectos que pueden resultar negativos. Por ejemplo, es muy posible que un líder que teme al fracaso imponga procesos de aprobación tan engorrosos que el equipo optará por la inacción segura.
Incluso, la microgestión, a menudo, no es control, sino la manifestación de la creencia: "Si no lo hago yo, no se hará bien". Cuando el líder actúa desde esta duda, el mensaje real que comunica es: "No confío en tu capacidad ni en tu juicio."
Esta duda proyectada es contraproducente y contagiosa. El equipo aprende a autocensurarse, trabajando dentro de los límites cómodos del líder. Se detiene la iniciativa, no por orden, sino porque el riesgo de la "onda de choque" del fracaso del líder es demasiado alto. Así, la creencia interna del jefe se convierte en la cultura limitante del equipo, sofocando la creatividad.
La consecuencia es la estanflación del rendimiento. El equipo se estanca y el talento más brillante, que necesita espacio para innovar, es el primero en marcharse. Para romper este patrón, la solución debe empezar en el espejo: el líder debe reconocer esas creencias internas que son limitantes.
En ese sentido, debe preguntarse: "¿Qué bloqueadores propiciados por mí está limitando el éxito de mi equipo?". Solo al identificar y desafiar su propio techo podrá desmantelar el muro invisible que está impidiendo a su equipo volar. Liberar el potencial del equipo comienza con la liberación de la mente de quien lo dirige. Y, además, es una demostración de que, finalmente, ha logrado superar sus “bloqueadores internos”.
