Líderes, dejen el temor a mostrar sus emociones

Foto: Pixabay

Por David Somoza Mosquera

Las secuelas de la pandemia siguen saliendo a la luz. Hoy, más que nunca, los líderes están luchando contra ansiedades, miedos y todo tipo de emociones difíciles. Y este es uno de los tantos hallazgos contenidos en el estudio realizado por Lauren C. Howe, Jochen I. Menges y John Monks, quienes analizaron las entradas del diario de 30 líderes de Estados Unidos y el Reino Unido, escritas durante cuatro semanas, entre mayo y junio de 2020.

A ellos les pidieron que escribieran entradas semanales a tres preguntas: 1. ¿Qué está surgiendo para usted? 2. ¿Qué necesita? y 3. ¿Qué está dejando ir? “Sin excepción, todos los líderes de nuestro estudio mostraron una gran agitación emocional”, señalan los investigadores en el artículo “Leaders, Don’t Be Afraid to Talk About Your Fears and Anxieties”, publicado en agosto 2020 por Harvard Business Review.

Tras evaluar cada una de las entradas, identificaron tres liderazgos distintos: Héroe, que se enfoca en lo positivo, haciendo todo lo posible para convencer a su equipo de que superaran la crisis sin importar nada; Tecnócrata, que ignora las emociones por completo y se centra en resultados; y Compartidor, que reconoce y comparte abiertamente sus experiencias positivas, así como sus miedos, tensiones y otras emociones negativas.

Si bien existen ventajas y desventajas para cada estilo de liderazgo, de acuerdo con el estudio, los compartidores fueron particularmente exitosos en la creación de equipos cohesionados, resistentes y de alto rendimiento para hacer frente a los desafíos planteados por la pandemia.

Ahora, ¿por qué podría ser esto? Porque si bien la positividad puede mejorar el rendimiento, la investigación sugiere que tratar de ignorar una emoción negativa en realidad hace sentir peor al líder, socava su salud mental y lo aleja de su equipo.

El estilo de liderazgo Héroe puede hacer que los empleados se sientan más distantes de su líder, pues si parece que no está luchando en absoluto, puede presionar a los demás a que supriman sus propios desafíos. Por su parte, los tecnócratas no logran aprovechar las emociones positivas que estimulan el desempeño ni abordar las emociones negativas que lo socavan, lo que podría afectar su rendimiento y efectividad.

“Si bien las emociones pueden parecer frívolas para algunos, de hecho impulsan todo lo que les importa a los líderes, desde el desempeño laboral hasta la rotación y la satisfacción del cliente (…) Compartir emociones negativas puede disminuir su impacto en el líder, generar empatía entre líderes y empleados, alentar a otros a abrirse sobre sus propias emociones negativas y ayudar a otros a recontextualizar y superar esas luchas, lo que en última instancia aumenta la moral y el desempeño en toda la organización”, asegura el estudio.

Lo cierto es que las emociones negativas son un hecho de la vida, independientemente de que en este momento estemos en medio de una pandemia. Por ello, los líderes más efectivos -tal como lo revela la investigación- “son aquellos que no esconden esas emociones, sino que reconocen abierta y honestamente los desafíos que enfrentan e invitan a sus empleados a hacer lo mismo”.

Tarea nada fácil tomando en cuenta que para algunos líderes expresar las emociones es señal de debilidad. Así que cambiar esa mentalidad puede resultar un trabajo arduo, pero que valdría la pena que las empresas lo propicien. Los beneficios están allí.