Entrometido en las medallas

Por Mike Volta

Vaya que fue una grata sorpresa la histórica cosecha de medallas en los juegos panamericanos de Lima Perú 2019, por parte de la delegación mexicana. 

Y lo es principalmente porque estos atletas están acostumbrados a ir contra la corriente para lograr sus objetivos; su lucha interna y su empuje para derribar las múltiples barreras que existen para hacer realidad sus sueños, es una labor de muchos, muchos años, con múltiples sacrificios, muchos hay también que lo intentan y fracasan otros que sufren esa impotencia de ser relegados por decisiones administrativas o trabas incluso políticas o discriminatorias, además de las económicas. 

Pero nada es comparado con la gloria obtenida a base del esfuerzo y del sacrificio, de buscarle por donde sea la obtención de apoyo para lograr el sueño. 

Ese sueño de realización lo vimos muchos mexicanos en las competencias donde hace años participaron Felipe Muñoz, Ernesto Canto, Raúl González, Fernando Platas, Soraya Jiménez, Mónica Torres, Paola Espinoza y por supuesto Ana Gabriela Guevara, entre otros. 

Es mucho lo que estos deportistas lograron en sus especialidades, México se los reconoció en su oportunidad y siempre ha estado el tema del comité olímpico mexicano y la CONADE en la polémica. 

No es una tarea fácil el lidiar con delegaciones y representantes deportivos exigiendo lugares y apoyos para deportistas, y desde luego resulta ilógico pensar que un deportista solo por el hecho de conocer el deporte y haber destacado en él, también lo hará de una forma sobresaliente en las cuestiones administrativas y la toma de decisiones. Es necesario e imprescindible asesorarse, las buenas intenciones no funcionan por sí solas. 

Resulta patética y ridícula la manera en que Ana tomó este tema al entregar una medalla al presidente de la República,  haciéndole partícipe y casi casi responsable directo y endiosado de los éxitos de los deportistas, cuando bien se sabe que no es así y que ella misma, antes de que se iniciaran los juegos Panamericanos y en una forma desafortunada declaró con seguridad y vehemencia pronosticando que no habría buen resultado dado que los deportistas y sus representantes se metieron más en política que en deporte. 

La buena política era darles voto de confianza. 

Esta fue la manera en que Guevara apostó al fracaso de los deportistas que se generaron y prepararon a conciencia en tiempos de regímenes anteriores, donde tampoco, por cierto, se caracterizó por darse un gran apoyo al deporte que no fuera fútbol: pero jamás tuvieron un rechazo frontal tan deleznable de quien teniendo la alta responsabilidad de apoyarlos y motivarlos, pronosticó en cambio su pobre desempeño y señaló la existencia de un corrupto huachicol deportivo, y los hechos le demostraron su error. 

Se convirtió en lo mismo de lo que ella se quejó... no eran enchiladas... además engordan. 

Es de sabios cambiar de opinión, se puede corregir el rumbo, modificar la política, reconocer los errores; pero pareciera que tanto ella como su jefe AMLO seguirán en este y otros temas recurriendo a la “disonancia cognitiva” que definida por Leon Festinguer, consiste en que “cuando a un individuo que cree intensamente en algo se le presentan pruebas indiscutibles de que está equivocado lo más frecuente es que se afirme a su creencia con más firmeza incluso. La nueva información produce un efecto de disonancia que resulta, incómodo, desagradable, difícil de soportar y es necesario eliminar uno de los términos. Para mantener la identidad lo más sencillo es conservar la creencia y prescindir de los hechos” 

Esta ha sido una constante en la 4T, pero gobiernos y transformaciones de moda podrán venir, y si los deportistas creen que llegarán con el apoyo económico de gobiernos o funcionarios, también tendrían esta disonancia cognitiva, lo bueno es que ya lo saben; se crecieron al castigo y ahora serán imparables, muy buena suerte a ellos en los primos Juegos Olímpicos de Tokio, porque estos deportistas han liberado al Kraken!! 

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