Entrometido, no se toca ni una coma

Foto: Cuartoscuro

Por Mike Volta

En medio de esta polarización causada por la reciente iniciativa de reforma en materia electoral, resulta muy conveniente hacer reflexiones quizá un poco más allá de la simple negativa, por cierto muy justificada de lo expresado en la reciente marcha del día 13 de noviembre en la que innegablemente la voluntad del pueblo mexicano mostró el músculo tan fuerte que tiene, precisamente en la cancha favorita de AMLO. La calle.

Primeramente, es de coincidir con varios especialistas en qué este no es el momento para hacer un planteamiento de reforma electoral, es evidente que no fue considerado ese tema por parte de quien ahora pretende esta reforma sino hasta pasadas las elecciones intermedias del año 2021, que no le favorecieron, ah pues ahí la razón de cambiarlo. 

No es el momento de hacer un experimento en 2024 y mucho menos en los términos planteados en esta reforma.

Pero tampoco creo conveniente caer en el exagerado y exacerbado tema de la radicalización; por una parte proponer la reforma ordenando por parte del ejecutivo a su diputado de morena, que no se toque ni una “coma” de la iniciativa, y por otro lado la señalización de la ciudadanía y la oposición en cuanto a que el INE no se “toca” Son dos terribles extremos que desafortunadamente han convertido en aún más grande la brecha existente entre los grupos en pro y en contra de esta llamada cuarta transformación.

Habida cuenta de qué ya mencioné que no son los tiempos para reformarse, mi personal punto de vista es que una reforma electoral debe recoger el sentir de la sociedad y permitir la participación de todos los grupos y su representación, sólo que uno de los mayores reclamos es que a veces esa representación es tergiversada por intereses personales muy lejos del beneficio colectivo, eso debe evitarse y sancionarse.

Reducir el número de diputados, sólo porque es caro, no resulta una solución a la situación presupuestaria, si en cambio la reducción de sus percepciones, y aún más que estas vayan disminuyendo mientras más veces sean ocupados estos cargos, hasta que incluso puedan ser puestos honoríficos.

Con lo anterior considero qué se podría inhibir la jugosa pretensión de llegar a ser legislador únicamente por el interés económico, además de qué si es congruente con el principio de no reelección.

Por mi parte si estoy de acuerdo en que sigue existiendo la representación plurinominal, es darle la voz a las minorías, y como precisamente señaló José Woldenberg en su discurso en el monumento a la revolución, las minorías de ayer son las mayorías de hoy, es importante que estén representadas que tengan oportunidad de participar y convencer.

Debe de ser mayor la calidad de la preparación de los legisladores, se debe obligar a los partidos políticos a generar cursos de capacitación para sus aspirantes a legisladores, los candidatos deben de llegar preparados para saber qué es lo que van a hacer, conocer en qué consiste su representación y su gran responsabilidad; saber leer, escribir, matemáticas básica, se puede ser de extracción humilde, pero eso no implica que no pueda darse capacitación especial en lo que a la actividad legislativa se refiere.

Y que exista la obligación a los de mayoría relativa de regresar a sus distritos electorales y documentar ante notario público asambleas informativas respecto de su actuación.

Siempre he sostenido y nuevamente pongo en la mesa la propuesta de qué existan sanciones a los ciudadanos que no ejerzan su derecho al voto en dos elecciones federales consecutivas, que se les haga algún extrañamiento por parte del Instituto con la posible sanción de ser eliminado del padrón y perder la vigencia la propia credencial para votar, debiéndose obtener una nueva con costo.

Por supuesto también debe considerarse la posibilidad de que exista segunda vuelta en el caso de elecciones presidenciales que estén muy cerradas O que se puedan tener inconsistencias o dudas en algunas casillas que generen la duda razonable de la posible variación del resultado final.

Y por supuesto que no exista injerencia alguna por parte del gobierno o del Estado en la actuación del árbitro electoral, con el costo económico del instituto definitivamente no tengo nada que decir, ya que no se trata de gasto signo de inversión en nuestra democracia y hemos visto que ha funcionado, y si algo funciona no debe cambiar, sólo para mejorar sería la excepción.

Seguramente existirán mayores y quizá mejores propuestas por parte de muchos ciudadanos, y lamentablemente no están incluidas en esta reforma cómo estás qué estoy señalando. 

Por lo que esperaría yo que los senadores eviten esta reforma, y que en tiempos mejores pueda plantearse esto es después de las elecciones presidenciales de 2024. 

Comenten!!

Tags