Más que la suma de las partes
Por David Somoza Mosquera
La distinción entre un "grupo de trabajo" y un "verdadero equipo de trabajo" es más que un juego de palabras. Es la diferencia entre el potencial estancado y la sinergia que impulsa el rendimiento superior. Un grupo de trabajo se compone de individuos que reportan al mismo superior y comparten responsabilidades, pero un equipo real es una entidad cohesionada donde el resultado del conjunto es mayor que la suma de sus partes.
Convertir el primero en el segundo es un imperativo estratégico en el entorno empresarial actual. La transformación comienza con el propósito y los objetivos compartidos. Un grupo se enfoca en tareas individuales; un equipo se alinea en torno a una meta bien definida que solo puede lograrse con la colaboración mutua.
Para ello, es crucial que la empresa comunique una visión clara y traduzca esa visión en objetivos de equipo que exijan interdependencia. Cuando el éxito de un miembro depende del éxito del otro, la colaboración deja de ser opcional y se convierte, sin lugar a dudas, en necesidad.
En esa ecuación es clave la comunicación efectiva, pues termina siendo el flujo sanguíneo del equipo. Tanto el líder como los miembros del equipo deben asegurar que la información fluya libremente y que las decisiones se tomen de manera transparente e inclusiva. La diversidad de opiniones no debe reprimirse; debe gestionarse como una fuente de pensamiento crítico y soluciones más robustas.
Para trascender la dinámica de grupo, el equipo debe tener una estructura de roles clara y definida. La responsabilidad individual es vital, pero debe integrarse con una responsabilidad mutua. Cada miembro debe saber exactamente lo que se espera de él y, fundamentalmente, cómo su rol contribuye al éxito del equipo. La empresa debe empoderar al equipo dándole autonomía para tomar decisiones operativas relevantes.
El reconocimiento y la recompensa deben evolucionar. La mayoría de las organizaciones premian el rendimiento individual, pero para también fomentar una cultura de equipo la empresa debe resaltar los logros colectivos. Reconocer públicamente el éxito del equipo refuerza la idea de que el valor reside en la colaboración.
Así que como se puede ver convertir un grupo en un equipo de alto rendimiento requiere un cambio cultural liderado desde la cima, centrado en la interdependencia, la confianza, la comunicación abierta y la alineación en torno a un propósito compartido. La era moderna exige equipos, no solo grupos de trabajadores.