Bosé regresa a "casa": "Pensé en algún momento que no iba a volver a Madrid"

Javier Herrero.

Ocho años después de su último concierto en Madrid, de su última gira en España en realidad, Miguel Bosé ha vuelto este martes a la ciudad que fue su hogar para retomar el micrófono después de algunos de los años más aciagos de su vida, en los que escogió exiliarse lejos de aquí.

"¡Buenas noches, Madrid! ¡Mi casa, mi corazón, el suelo de mis raíces! Reconozco que pensé en algún momento que tal vez no iba a volver, pero aquí estoy", ha exclamado en su primer mensaje a un público que se le ha mantenido fiel pese a todo, agotando las 12.500 localidades dispuestas en el Movistar Arena.

Y eso que no ha puesto fácil que se le reivindicara en este tiempo, en buena medida por sus polémicos posicionamientos públicos ante cuestiones como las vacunas contra la covid-19 o teorías conspirativas en torno a la dana que arrasó Valencia, así como por sus evidentes problemas físicos para cantar, que esta noche en su concierto han parecido ya cosa del pasado.

En sus más recientes entrevistas y en sus palabras en esta gira ha manifestado su intención de dejar atrás esos años, como si trazara un "by-pass" hasta sus momentos más gloriosos, cuando fue el artista de mayor éxito en España.

"Vamos a recuperar el tiempo perdido, para continuar un viaje que dejamos colgado hace mucho tiempo, un viaje a través de recuerdos y memorias, un patrimonio vuestro que os pido prestado esta noche y que son las canciones que han atrapado", ha señalado en Madrid en este 'Importante Tour' de grandes éxitos.

Difícil no sacar por lo vivido una doble lectura del arranque escogido, el tema 'Mirarte' y esos versos iniciales en los que canta (aunque en Madrid no se hayan oído por un fallo de micro): "Tirar pa' lante / Hasta que el corazón aguante / Sin que me importe / Nada ni nadie".

Cinco músicos y tres coristas masculinos lo acompañan y hacen acto de aparición uno a uno sobre el escenario. Para cuando llega el turno de la estrella, con su andar parsimonioso y todo de blanco, con una chaqueta larga hasta los pies y los haces de luz proyectados a su espalda, parece casi una aparición mariana que el público recibe en pie.

No ha cambiado en estos 8 años de ausencia el gusto de Bosé por estructurar las puestas en escena entre tránsitos y cruces de la banda por todo el espacio, enmarcado aquí por una gran pantalla de fondo y una escalinata. Su dinámico resultado se ve multiplicado por el sonido, compacto y fuerte, claro, con cierta reverberación épica en muchos momentos gracias a los coros.

Con esos mimbres las canciones fluyen fácilmente, de 'Duende' a 'El hijo del Capitán Trueno' y de ahí a 'Nena', en la que desfila plenamente consciente del papel de divo, haciendo flotar la cola de su abrigo con gesto afectado, aunque no pueda evitar sonreír cuando sus seguidores entienden el juego. Hoy Bosé bosea y a Miguel se le ve disfrutar.

'Bambú', 'Este mundo va' y 'Sereno' mantienen la energía, que sosiega 'Solo si', con otra letra que en el contexto actual de críticas plantea igualmente dobles sentidos: "Hace siglos que sigo aquí / Hace tiempo estoy solo sí / Aleteando frenético / Sobrevivo a pesar de ti".

Que los juegos de palabras son marca de la casa ha vuelto a quedar claro cuando ha sonado ese contagioso trabalenguas que es 'Hacer por hacer', igual que se ha confirmado por los gritos de júbilo ya con los primeros acordes que 'Como un lobo' es uno de sus éxitos imprescindibles, dispuesto en el ecuador del repertorio.

Bosé escribió 'Nada particular' cuando estalló la guerra de Bosnia en 1992 y hoy ha contado que en algún momento pensó que podría dejar de cantarla. "Pero ese infame juguete e invención que ha creado el hombre y que se llama guerra sigue dando frutos y seguirá siendo guerra mientras que sea un negocio", ha denunciado en el prólogo a la citada canción, antes de reclamar a los políticos que "nos devuelvan ese derecho humano universal de la paz".

No le ha ido a la zaga en emoción el siguiente tema, probablemente el más icónico del concierto, cuando Bosé ha reaparecido sobre un podio al principio de la escalinata, de rojo encarnado y cubierto por un abrigo de larguísima cola y flores bordadas cayendo por los peldaños, para interpretar la que es su balada más bella y cortavenas: 'Olvídame tú'.

Al grito de "Miguel, Miguel" e incluso de "torero" le ha saludado el público al concluir 'Sevilla', otra de las míticas, mientras que, respetuoso, se ha sentado a escuchar el diálogo más allá de la vida que con 'Amiga', originalmente escrita como elegía por la artista Cecilia, Bosé ha querido establecer con su sobrina, la también fallecida Bimba Bosé.

'Partisano' ha sonado cuando ya se avistaba el final, con dos bises y nuevo cambio de vestuario para abordar otras canciones imprescindibles como 'Morenamía', 'Si tú no vuelves' y, sobre todo, 'Amante bandido', tras la que ha regresado para el broche definitivo con 'Te amaré' y ese 'Don Diablo' que, quién iba a decirlo, más de 40 años después le sigue susurrando a alguna que otra diva británica.

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