'Cadáver exquisito', de Agustina Bazterrica, una novela hecha para devorarse

Foto: Atzin Nieto

Por Atzin Nieto

La obra ganadora del premio Clarín de novela 2017, Cadáver exquisito, obra en la que la escritora argentina Agustina Bazterrica propone un universo en donde el canibalismo es algo normal, debido a que un virus afecta de manera mortal a los animales, acabando con la gran mayoría de ellos y los que no mueren tiene que ser sacrificados, con tal de que no ataquen a las personas. Pronto surgen vacunas, antídotos y pruebas, pero nada funciona. Es así que se llega a su extinción, lo que deriva en que su consumo no sea la mejor opción. Como la proteína vegetal no es suficiente para la raza humana, los gobiernos deciden tomar una radical decisión: legalizar el consumo de carne humana. A este cambio se le conoce como La Transición. Así, una parte de los humanos pasan a ser criados, sacrificados y manipulados para el consumo de la población. 

“En la novela estoy creando una nueva matriz en la cual comer carne humana se empieza a naturalizar. Entonces, para que se den estas matrices y haya aceptación,  hay millones de variables que entran en juego, entre ellas, el miedo, pues con el miedo manejas la población. Acá no se sabe si el virus es real o no. Otra de las variables es el tema del lenguaje y cómo el lenguaje siempre está hablando y está perpetuando la matriz en la cual fue creado. Por ejemplo, el patriarcado, en Argentina durante muchos años se habló de ‘crimen pasional’ y dentro de esas dos palabras se estaba encubriendo al feminicida, al asesino que mató por violencia de género, porque al decir ‘crimen pasional’ de alguna manera se estaba justificando ese asesinato diciendo: la mató porque la quería demasiado, sentía mucha pasión. Ahí lo ves reflejado el patriarcado. 

"El lenguaje nunca es inocente ya que encubre cosas, por ende, literatura; la poesía descubre, revela, por eso en las dictaduras se queman los libros. Lo que hace muchas literaturas es cuestionar las matrices”, advirtió.

UNA NOVELA CON MUCHA CARNE 

La historia comienza cuando a Marcos Tejo, encargado del frigorífico Krieg, le regalan una mujer criada para el consumo desdibujando la delicada línea de la civilización y barbarie que hasta entonces imperaba.  

“Yo soy feminista y no es casual que ha Marcos le regalen una hembra y que esté silenciada, ya que no tiene cuerdas vocales. Ahí estamos hablando del silencio que atraviesa toda la novela. Ese personaje (Jazmín) está representando a todas las mujeres que están silenciadas en el mundo. A las que las matan, las violan, las invisibilizan en distintos medios. 

“(El otro personaje femenino,  la carnicera) Spanel está representando a una mujer que está más allá del bien y del mal, ya que tiene el modelo masculino de animarse, pero también sabe sacar ventaja; abusa de Marcos cuando él es menor de edad. No lo pensamos así, pero las mujeres también pueden abusar de los hombres.  

“Para mí, el patriarcado, es un sistema no sólo muy perverso, sino que todos somos víctimas en el fondo. Yo no pienso que los hombres son los malos y las mujeres somos todas prístinas y angelicales. Creo que somos humanos, con nuestras contradicciones, nuestros matices, nuestros claros oscuros. Y dentro de lo que es el patriarcado también hay muchas mujeres que son machistas, por ejemplo, Valka, la del laboratorio. Yo tuve jefas así, que dan charlas sobre el feminismo y son las más machistas del mundo. Por eso, quise tener una parte del abanico de no sólo las mujeres como víctimas sino también como perpetuadoras y cómplices del patriarcado”, destacó. 

LA MESA ESTÁ SERVIDA... ¡BUEN PROVECHO! 

Por otro lado para Bazterrica tanto el lenguaje como el silencio fueron fundamentales a la hora de concebir Cadáver exquisito.   

“Me interesa un lector activo, que vaya llenando esos huecos con su propia lectura. El silencio es algo que también trabajé en la novela, porque las cosas que no se dicen a veces son cómplices todo aquello de lo que no se habla genera esta complicidad y la novela tiene momentos de silencio, por ejemplo, el primer gran silencio es el narrador en tercera focalizado en Marcos que nunca lo nombra, nunca dice la palabra Marcos. Después las cuerdas vocales, como el lenguaje probablemente nos haga personas, pero hasta qué punto porque también los animales tienen su propio lenguaje que nosotros no lo entendemos. 

“Me interesa un lector activo, que vaya llenando esos huecos con su propia lectura”, finalizó.

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