‘Fragmentos de un Dolor Exquisito’: El reflejo de lo que viven los actores y actrices

  • La puesta en escena lleva a la audiencia a encontrarse con una línea delgada entre la comedia y la tragedia

Por Luis Soriano

La vida de aquellos que deciden actuar a veces no es sencilla, en su mayoría está plasmada de trabas y de retos, si quieres ir por el camino fácil, tarde o temprano pagarás un precio que no vale la pena, pero si te esfuerzas, en muchas ocasiones pasarás por situaciones que te harán dudar si realmente importa todo el sacrificio, tiempo, sudor y lágrimas invertidas.

Daniel Bretón, director de escena de “Fragmentos de un Dolor Exquisito” -creación de los alumnos del proyecto Lab Capilla-, comentó que la obra tiene inspiración en las experiencias y de las mismas situaciones que tienen que padecer jóvenes actores que buscan incursionar en el medio, aunque también tiene su toque de ficción.

Nos rebota, aunque sea ficción (...) -la obra- tiene un tejido de monólogos personales (...) para que llegue a un nivel ‘universal’ y pueda tocar a más gente, porque siento que si se queda en un viaje personal, solo queda en la persona, no en todo”, declaró Bretón.

Fragmentos de un Dolor Exquisito” es compuesta por once actores -Aiko Alonso, Alfonso Olmedo, Carola, Danit Frenkel, Emilio Romano, Isaid Corona, Jules López, Mafer Pérez, Marcos Adrián, Mariana Fuentes y Stella Aguirre-, por lo que, tanto para Bretón y David Barrera, asistente de dirección, “ha sido uno de los trabajos más grandes”.

Estar con 11 personas requiere un ojo que está en atención constante a todo lo que está sucediendo y de algún modo darle seguimiento a cada uno de los actores, porque cada uno lleva una línea de trabajo diferente, cada uno tiene su propósito en escena (...) es complejo”, aseveró Barrera.

Lo interesante es (...) cuando todas las energías distintas convergen en un solo punto (…) tienes muchas sensibilidades”, añadió Bretón.

FUERA DE LOS ESTÁNDARES CONVENCIONALES

La obra, compartió el director de escena, tiene inspiración en “La Gaviota” (obra del dramaturgo ruso Antón Chéjov), y refleja “la línea delgada entre la comedia y la tragedia” que se plasma en el teatro, donde “los personajes se la pueden pasar muy mal y el público se la pasa muy bien”.

Además, agregó Bretón, “es importante hablar de esta división ‘tonta’ que hacemos del ‘teatro serio’ y de ‘teatro musical’, cuando sigue siendo teatro”.

Se me hizo una buena oportunidad para ‘tirar línea’ y decir: ‘bueno, sigue siendo teatro, sigue siendo igual de rico y valioso’”, aseveró.

Por su parte, consideró Barrera que en México el teatro es “sordo o mudo”, “cuando históricamente el teatro también es un fenómeno que incluye música, incluye danza, es un fenómeno complejo y muy rico que vincula un montón de expresiones artísticas”.

Eso le termina devolviendo al espectador una representación de sí mismo en escena (…) es una manera de vincular y de no buscar esta pelea de ‘teatro comercial’ y ‘teatro de arte’”, añadió.

La odisea trata del mundo que viven los actores, quienes en muchas ocasiones se ven envueltos en situaciones poco agradables, desde el acoso, las agencias fraudulentas, la promoción de productos o servicios sin utilidad que al final el propio actor paga de su bolsillo.

Todo lo anterior va plasmado de promesas de éxito, fama, reconocimiento y generar un nombre, sin embargo, un porcentaje de los aspirantes pueden ver como su sueño se va cebando por los comentarios, las vivencias y los estrictos tratos de los directores de casting.

Aunque hay artistas que, pese a las trabas que se le ponen en su camino, deciden ir formando su propio rumbo para poder expresar su arte, porque esos fragmentos de dolor, para cada uno de ellos termina siendo algo “exquisito”.

Es un reflejo de la sociedad que viven los actores y actrices en la Ciudad de México del siglo XXI (…) –refleja– a todas las personas que hacemos arte de algún modo (…) creo que la pregunta fundamental que nos termina regresando es ‘¿Por qué uno hace arte?’”, concluyó Barrera.