México: una potencia creciente en el mundo del gaming

Por Ernesto Becerra
El mundo de los videojuegos en México ha experimentado una transformación asombrosa. De ser un mercado de consumo, ha evolucionado para convertirse en un centro de creación vibrante, especialmente en el ámbito de los videojuegos independientes. Hoy, México se consolida como una de las potencias más destacadas de América Latina y a nivel global. La consultora Endeavor subraya su posición como el décimo mercado mundial, con ingresos anuales superiores a los 2,300 millones de dólares y una base de más de 76 millones de jugadores activos. El jugador mexicano promedio invierte cerca de 5,500 pesos al año, un 25% más que en otras industrias del entretenimiento. Este dinamismo no solo evidencia un mercado robusto de consumidores, sino también un apetito por contenidos que destaquen por su creatividad y por una narrativa con identidad local, lo que ha impulsado el surgimiento de una nueva generación de desarrolladores.

Los orígenes: un camino de pioneros
La historia de los videojuegos con sello mexicano no es reciente. Uno de los primeros intentos con una marcada identidad nacional fue Chávez, un juego de boxeo para Super Nintendo lanzado en 1994. Inspirado en el ícono del boxeo Julio César Chávez, el título era una adaptación del juego estadounidense Riddick Bowe Boxing, pero se distinguía por la inclusión de voces en español y efectos visuales detallados, como gotas de sudor. Aunque era una adaptación, su audacia de incorporar una figura tan emblemática y elementos de la cultura mexicana lo convirtió en un hito. Un dato curioso y revelador es que Gus Rodríguez y Eugenio Derbez estuvieron involucrados en su desarrollo, lo que subraya la conexión temprana entre la industria del entretenimiento y el gaming en el país.

A estos pioneros les siguieron otros proyectos que consolidaron el camino para la escena actual. Flat Kingdom (2015), desarrollado por el estudio yucateco Fat Panda, fue el primer videojuego creado en Yucatán en llegar a la popular plataforma Steam. Por su parte, G.R.E.E.N. The Life Algorithm, de Estación Pi (2019), marcó un récord al ser el primer videojuego mexicano lanzado simultáneamente en PlayStation, Xbox, Nintendo Switch y PC, demostrando la creciente capacidad técnica y ambición de los estudios locales.
Estudios clave: el corazón de la innovación mexicana
La escena indie de videojuegos en México está impulsada por estudios que han logrado reconocimiento internacional al combinar innovación, talento y una fuerte identidad cultural.
Lienzo (Chihuahua): Este estudio es conocido por Mulaka (2018), un juego de aventura 3D que sumerge al jugador en la rica mitología de la cultura Tarahumara. Con un presupuesto de 3 millones de dólares, el juego se lanzó en las principales consolas y en Steam, convirtiéndose en el primer título 100% mexicano en lograr esta hazaña. Mulaka no solo fue un éxito comercial, sino que también sirvió como un vehículo para llevar las tradiciones indígenas de México a un público global.
Navegante Entertainment (CDMX / Puebla): Su título estrella, Greak: Memories of Azur (2021), destaca por su pulido diseño y una jugabilidad absorbente. Este proyecto de entre 8 y 10 años de desarrollo logró una distribución internacional gracias al reconocido publisher Team17, un logro que demuestra la calidad del trabajo mexicano.
Mecha Studios (Xalapa, Veracruz): Liderado por Jorge "Pogo" García, este estudio llamó la atención con Neon City Riders (2020), un juego de acción que cosechó excelentes críticas. Su éxito se consolidó tras aparecer en un Indie Show de Nintendo, lo que lo posicionó como uno de los mejores indies mexicanos. Pogo se mantiene como un referente en la región, impulsando el talento local en Veracruz a través de conferencias y mentorías. Actualmente, el estudio está trabajando en “Murky” un nuevo proyecto que se espera que se lance este mismo año.
Bromio (Puebla): Fundado en 2013, este estudio, que comenzó desarrollando para móviles, dio un salto importante con Pato Box (2018). El juego, que combina elementos de boxeo y aventura, fue un éxito rotundo, tanto en la crítica como en el público. Su campaña en Kickstarter superó los 200,000 pesos mexicanos, y el título recibió elogios de figuras internacionales, incluyendo al famoso desarrollador japonés Suda51, quien lo mencionó como uno de sus juegos favoritos.
Ogre Pixel (Aguascalientes): Creado en 2014 por Steve Durán y Gabriela Godínez, este estudio se convirtió en el primero de México en publicar un juego en Apple Arcade con su título Jumper Jon (2019). Su éxito continuó con Lonesome Village, que recaudó más de 100,000 dólares en Kickstarter, demostrando la confianza de la comunidad global en su talento.
Halberd Studio (Guadalajara): Su proyecto 9 Years of Shadow reunió casi 2 millones de pesos en Kickstarter. Inspirado en clásicos como Metroid y Castlevania, este juego es un claro ejemplo de cómo los desarrolladores mexicanos están creando títulos de alta calidad que rinden homenaje a géneros icónicos sin perder su propia identidad.
Simple Game (Zapopan, Jalisco): Fundado en 2013, ha ganado reconocimiento con títulos como Mucho Taco y The Lullaby of Life. Este estudio fue seleccionado por Google para su prestigioso programa Indie Games Accelerator en 2019 y está preparando un nuevo título para consolas llamado I’m Not Jelly, consolidando su presencia en el mercado.
Seashell Studios (Querétaro): Ha emergido como un pilar fundamental en la industria no solo por sus propios desarrollos, sino por su labor de soporte a otros estudios mexicanos. Han ayudado a la publicación y al porting de juegos, como en el caso del juego de luchas “Mostroscopy” de Oribe Ware, demostrando que el crecimiento del sector se basa en la colaboración y el apoyo mutuo.
Retos y el futuro del gaming mexicano
El camino recorrido ha sido impresionante, pero el sector independiente en México aún enfrenta desafíos significativos. La dependencia de financiamiento externo, ya sea a través de plataformas de crowdfunding o de publishers internacionales como Team17, sigue siendo un obstáculo. Además, existe una falta de visibilidad doméstica, lo que resulta en que el jugador mexicano promedio a menudo desconozca o no apoye directamente los videojuegos producidos en su propio país.
Sin embargo, el panorama es más que prometedor. La accesibilidad de herramientas de desarrollo como Unity y Unreal Engine ha democratizado el proceso de creación. Eventos como el Supernova Indie Games Fest y comunidades activas como Indie Games México proporcionan plataformas cruciales para que el talento nacional se conecte y muestre su trabajo. Estos desarrolladores han demostrado su capacidad no solo para crear innovaciones técnicas, sino también para establecer una profunda conexión cultural. Títulos como Mulaka y Greak han explorado mitologías e historias propias, mientras que Pato Box, 9 Years of Shadow y Neon City Riders han demostrado una creatividad y un alcance internacional que evidencian que el talento mexicano puede competir de tú a tú en el escenario global.
La consolidación de un sueño
México ha recorrido un largo camino desde los primeros intentos de videojuegos inspirados en figuras deportivas. Hoy, es un semillero de creatividad, con estudios que fusionan identidad cultural, innovación técnica y visibilidad internacional. Su desafío principal es consolidar este impulso, fomentar el consumo interno y mantener vivo el talento que ha demostrado, a pesar de las adversidades, que el sello mexicano en el mundo del gaming tiene un lugar destacado. La pasión y el esfuerzo de estos pioneros de la industria indie, que persiguieron sus sueños hace una década cuando el sector no era lo que es hoy, han sido la fuerza motriz. El reconocimiento que han recibido demuestra que han logrado su objetivo principal: crear arte a su manera. Felicitamos a todos los estudios y desarrolladores de videojuegos mexicanos que, con su trabajo, siguen impulsando esta industria y abriendo caminos para futuras generaciones de programadores, artistas, diseñadores y músicos.

