[RESEÑA] Pacific Drive: Whispers in the Woods lleva el apocalipsis sobre ruedas a otro nivel

Pacific Drive Whispers in the Woods

Por Ernesto Becerra

Hay juegos donde sobrevivir es cuestión de reflejos. En Pacific Drive, sobrevivir depende de que tu coche no explote antes que tú. Todo empieza sin aviso: vas conduciendo tranquilo, y de pronto una tormenta de luces y ruido te arrastra hasta la Zona de Exclusión Olímpica, un lugar donde la lógica, la física y el sentido común dejaron de existir. Lo único que te separa del caos total es un viejo auto familiar que rescatas de entre la chatarra. Ese pedazo de metal oxidado se convierte en tu refugio, tu escudo y, de alguna forma retorcida, en tu compañero más fiel.

Un misterio contado entre ruidos del motor

La historia no se presenta con cinemáticas kilométricas ni textos eternos. Se siente viva, dispersa entre transmisiones de radio, discusiones de científicos paranoicos y mensajes de una voz que promete ayudarte a escapar. Pacific Drive narra su mundo mientras te obliga a mantenerte en movimiento, esquivando tormentas eléctricas y criaturas hechas de metal y locura. Cada viaje aporta una pieza más del rompecabezas: ¿qué hizo ARDA, esa agencia gubernamental que parece detrás de todo? ¿Y por qué algunos humanos veneran a las anomalías como si fueran dioses?

pacific drive captura de pantalla

El resultado es un relato ambiental, inquietante y, sobre todo, inmersivo. Uno no busca respuestas: las encuentra entre las ruinas, mientras el auto se sacude y el tablero parpadea como si también tuviera miedo.

La mecánica de la supervivencia

El núcleo del juego está en su bucle roguelite. Desde el taller, nuestro santuario, salimos a explorar zonas generadas proceduralmente en busca de materiales: cables, chatarra, combustible, todo sirve. Volver con vida significa mejorar el coche , no al protagonista, sino a la máquina: más resistencia, más autonomía, nuevos gadgets para soportar las aberraciones del entorno.

pacific drive

Cada mejora es vital, porque cuando el auto sufre, tú sufres con él. Quedarte sin gasolina o con una llanta pinchada en medio de una tormenta radiactiva es una sentencia de muerte. Y con el tiempo, la relación con ese vehículo se vuelve extrañamente emocional: lo pintas, le cuelgas adornos, lo cuidas como si respirara. Pacific Drive logra lo impensado: transformar un coche oxidado en un personaje más.

El infierno en la carretera

Afuera, la Zona es pura tensión. Las “anomalías” no son simples enemigos: son trampas vivientes, fenómenos que desafían las reglas del mundo. Hay maniquíes que se mueven cuando no los mirás, nubes que electrocutan todo a su paso, y máquinas que parecen tener hambre de metal. No es un juego de terror, pero la sensación de peligro constante te mantiene al borde del asiento.

Whispers in the Woods: un rugido más oscuro

El DLC “Whispers in the Woods” amplía el viaje y lo hace con inteligencia. Lleva la acción a una nueva región boscosa y sombría, donde un culto llamado The Fellowship venera las anomalías. Aquí entran en juego los artefactos, ítems que ofrecen ventajas pero también maldiciones, y el sistema de sinergia, que introduce un equilibrio fascinante: cuanto más poder le das al auto, más agresiva se vuelve la Zona. Esta expansión no se conforma con ofrecer más contenido; reformula las reglas y obliga a repensar tu estrategia. Es Pacific Drive elevado al cuadrado: más intenso, más desafiante y más atmosférico.

pacific drive culto

Imperfecciones entre la herrumbre

No todo brilla. El manejo del inventario, sobre todo con mando, puede ser torpe. Algunos menús responden lento, y a veces el control se siente menos pulido de lo que el resto del juego merece. Pero esas asperezas se olvidan rápido. Así que si están en PC es mejor que sigas con el cómodo teclado y ratón.

Porque Pacific Drive no es un título más del montón. Es una rareza maravillosa: una mezcla de survival, roguelite y simulador de carretera postapocalíptico, con una identidad tan fuerte que es imposible confundirlo.

Veredicto: un viaje inolvidable

Con su expansión, Whispers in the Woods, Ironwood Studios refuerza todo lo que hace especial al juego base. Es más oscuro, más arriesgado y, sobre todo, más adictivo. Si tienes Game Pass, no hay excusa: está incluido. Y si no, vale cada peso invertido.

Pacific Drive no trata sobre llegar al destino, sino sobre sobrevivir al camino. Y cuando tu coche y tú se funden en una sola voluntad, entiendes que este viaje por la chatarra es, en realidad, una historia de amor posnuclear.

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