Cuando las palabras multimedia y globalización sólo eran parte del argot de visionarios teóricos de los mass media —como el canadiense Marshall McLuhan, quien acuñó el término setentero “aldea global” para describir la interconexión humana a escala global, generada por los medios electrónicos de comunicación, que resumió en su célebre frase “el medio es el mensaje”- la banda irlandesa U2, en la incipiente década de los noventa, conectó al mundo vía satélite con su nueva y arriesgada música, sintonizando la ambiciosa e innovadora gira conceptual de Bono y compañía: el Zoo TV — The Outside Broadcast.
El tour comenzó en Lakeland, Florida, el 29 de febrero de 1992 y terminó en Tokio, Japón, el 10 de diciembre de 1993. Incluyó cinco etapas, 157 actuaciones, siendo visto por cerca de 5,4 millones de personas y fue la gira con mayores ingresos de 1992 en Norteamérica.
En su cuarta etapa se escenificó en el Palacio de los Deportes de la Ciudad de México, el 21, 22, 24 y 25 de noviembre de 1992, en lo que sería la primera actuación de U2 en el país y con su más elaborado espectáculo.
TODO LO QUE SABES ESTÁ MAL
Se avecinan los 30 años de la gira Zoo TV y se especula que podría ser retomada por U2 en 2022, tal y como conmemoró las tres décadas de su más reciente tour en torno a su exitoso álbum Joshua tree de 1987.
Bajo la idea de un show con una carga mediática, bombardeos de imágenes y mensajes subliminales al inconsciente colectivo: “El gusto es el enemigo del arte”, “La religión es un club”, ”La ignorancia es felicidad”, ”La rebelión está preenvasada”, “Cree” (Believe, desvaneciéndose las letras para dejar la palabra lie, mentira) y “Todo lo que sabes está mal”, U2 no sólo recreó casi la totalidad de su vanguardista obra maestra discográfica, el Achtung baby de 1991, sino que su cantante Bono explotó su histrionismo en una sagrada trinidad de álter egos: el amanerado rockstar arquetípico con The Fly, el telepredicador con The Mirror Ball y un demonio mezclado con crooner de Las Vegas tipo Elvis Presley con Mr. MacPhisto.
Quien lo presenció sabe que U2 no ha vuelto a tener una gira tan arriesgada, sofisticada y memorable.
Por Carlos Meraz
