Espada de Dos Manos: Comités en Defensa de la 4ª Transformación

Marcelo Fabián Monges/ Escritor y Periodista

 

Gran revuelo ha causado en las redes sociales un video donde se ve al imberbe de Abraham Mendieta en un acto que fue anunciado como la formación de “Comités en Defensa de la 4a Transformación”. Algo que parece no haber sido percibido aún por los medios de comunicación.

Es comprensible que el hecho de que se impulse desde el gobierno, desde luego, la formación de Comités en Defensa de la 4a Transformación arme un gran revuelo, y no solamente llame mucho la atención, si no que también genere focos de alarma, porque todos sabemos que los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), son una de las organizaciones básicas de la Revolución Cubana, que les ha permitido el control social para que no haya resistencia interna ni oposición política. Un sistema de control que ha sido copiado por el chavismo y que al parecer, por ese camino, quiere transitar a toda velocidad el gobierno del ganso López Obrador.

La sociedad entera mexicana debería responder y organizarse frente a hechos como estos. Es lícito si cualquier ciudadano mexicano después de ver esas imágenes y la formación de estos “Comités en Defensa de la 4a Transformación” se preguntaran ¿Qué es lo que sigue? ¿La formación de milicias populares? ¿El establecimiento de los jefes de manzana?

Lo más grave es que ninguna de estas “ideas” de la 4a Transformación, copiadas del sistema cubano, tienen la intención de organizar a la gente y a la sociedad para combatir la inseguridad, ni la delincuencia organizada, no que va, si esos son los beneficiarios de los buenos sentimientos del gobierno de López Obrador, sí esos, no sus víctimas, sino para el control político del país.

Frente a esto, sin demora, tanto todos los partidos de oposición, como los ciudadanos en general, deberían comenzar a organizar en todo el país, en cada ciudad “Comités en Defensa de la Democracia”. Una enorme organización social que no dependa de una sola cabeza, y que permita la movilización necesaria, llegado el caso, en todo el país, espontáneamente, o casi, si se produjeran riesgos de que suceda algo como sucedió en Bolivia. Es decir, que López Obrador decida saltarse las trancas, pasar por encima de la Constitución y quererse reelegir, al estilo de sus gansoconsultas, o hacer un fraude monumental.

Pero es difícil que una respuesta así se organice, puesto que los políticos de oposición están preocupados en su verdadera vocación, que es conseguir y conservar un buen hueso y poder justificar su sueldo, pero nada que vaya más allá de eso. De hecho, hay muchos, incluido senadores, que me lo han dicho personalmente, no tienen una agenda de acuerdo a las necesidades del país. ¿Entonces para que están ahí? ¿Cuáles son las necesidades de su agenda? Y solo queda una respuesta. Son personales, nada más.

Y por otro lado, esta es una sociedad que no se mueve sola, que no arranca si alguien no los convoca, que no tienen muchos hitos en su historia de haber provocado grandes hechos sociales a partir de la espontaneidad. Pero esta respuesta hace falta. Porque la democracia no se cuida en las redes sociales. Y por los signos que está mostrando Morena, todo indica que son más de uno, los que en ese instituto político, estarían encantados de que fuéramos como Cuba o Venezuela, siempre y cuando ellos pertenezcan a la élite gobernante, por supuesto.

 

El robo del Embajador

El robo de un libro del Embajador de México en Argentina, Ricardo Valero ya se olvidó. Sin castigo porque el ladrón “es de los nuestros”, según parece el apotegma de la hipocresía del gobierno de López Obrador. Y la receta que propician es la de que pase el tiempo y se olvide, mientras puedan restablecer al Embajador ladrón en algún puesto de “su nivel”. Quizás el caso del Embajador ladrón sea uno de los mejores ejemplos, para mostrar la enorme mentira del combate a la corrupción de López Obrador. Son iguales o más corruptos que los anteriores. La única diferencia es que son infinitamente más hipócritas. En el caso del Embajador ladrón, Ricardo Valero, Morena y el gobierno de López Obrador aplicaron esa receta que dice “tú niégalo, aunque te estén viendo, niégalo”. Parece que en Morena tienen larga experiencia en eso. Hasta la secretaria Olga Sánchez Cordero fue a extenderle su manto moral, tratando de justificar al Embajador, diciendo que “pudo haber sido un despiste” y que el mismo Embajador le dijo que no tuvo intención de robarse el libro.

En un gobierno cuyos integrantes se caracterizan por el despiste total, desde la forma del T-MEC con imposiciones que no ven, con proyectos como el del Aeropuerto de Santa Lucía con un cerro que no ven, que algunos de sus miembros guarden en lugares equivocados dinero que proviene de la corrupción debe ser normal.

Alguien le debería explicar al gobierno de López Obrador que cuando justificas a un ladrón, es porque eres ladrón. Y entonces tal vez el ganso podría tener un poco más de pudor y dejar de repetir cada vez que puede esa mentira enorme del combate a la corrupción.

 

El asalto al Fiscal General de República

Otro tema que ha pasado desapercibido para los medios de comunicación es el asalto que sufrió Alejandro Gertz Manero, nada menos que el Fiscal General de la República. Acá, con el debido respeto que merece un Fiscal General de la República, la pregunta es: ¿Alguien que no se puede cuidar solo, puede cuidar a la sociedad? o ¿Qué se puede esperar del aparato de justicia en México, si no pueden cuidar ni siquiera a una de sus máximas autoridades?

Bueno, resulta que hace unos tres sábados, mientras salía de su casa en San Ángel, el Fiscal General de la República, al lado de Diana Álvarez Maury, subsecretaria de Gobernación y expareja sentimental de Gertz Manero, fueron asaltados a plena luz del día por cuatro individuos mientras cruzaban por un parque en las proximidades de la calle San Jacinto.

La custodia personal del Fiscal General de la República brillaba por su ausencia, como al igual que la policía de la Ciudad de México de la que no se encontraba ni un solo elemento en los alrededores.

Otras preguntas que hay que hacerse sobre el tema es ¿Si este hecho fue casual?, ¿No sería demasiado casualidad que justo sin querer, los asaltantes atraquen al Fiscal General de la República sin saber quién era? ¿Ya dieron con los ladrones? Al parecer no. Y esto es parte de la terrible ineficacia de las autoridades en esta materia. Asaltan al Fiscal General de la República hace tres semanas y los ladrones siguen sueltos. Cabe preguntarse: ¿Sería esto más bien un acto de intimidación al Fiscal General de la República? ¿Algo así como una muestra de que si un grupo delictivo quiere, puede?

Lo cierto es que, si esto es lo que le puede pasar al encargado de la Procuración de JUSTICIA EN México, ser víctima de la delincuencia a plena luz del día en las calles de la CMDX, ¿Qué es lo que pueden esperar los ciudadanos comunes?

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