El mazazo del Papa Francisco a Zelensky

Papa Zelensky

Espada de Dos Manos
Columna de Opinión
Autor: Marcelo Fabián Monges
Escritor y periodista
Lunes 11 de marzo de 2024

El Papa Francisco no es alguien que desconozca la enorme fuerza que tiene la voz de un Papa. Por el contrario. Es alguien que ha sido sumamente cuidadoso a la hora de las expresiones a lo largo de su pontificado. Incluso, respecto a la guerra en Ucrania, ha preferido muchas veces callar, para poder intentar una mediación, con un rol que fuera neutral, evitando por lo mismo alguna declaración que pudiera no gustarle a alguna de las partes. 

Pero este 9 de marzo, el Papa Francisco, en una entrevista que le concedió al medio suizo RSI, Radiotelevisione svizzera, abandonó definitivamente esa posición, y por el contrario, dijo que “Cuando ves que la cosa no va, tienes que tener la valentía de levantar la bandera blanca y negociar”.

Durante la entrevista, que se publicará completa el 20 de este mes, el Papa Francisco dijo literalmente que: “Es más fuerte, quien ve la situación, quien piensa en el pueblo, quien tiene el valor y el coraje de la bandera blanca, de negociar. Y hoy se puede negociar con la ayuda de las potencias internacionales”. El Papa destacaría a continuación que: “La palabra negociar es una palabra valiente” y que “cuando ves que estás derrotado, que las cosas no van bien, debes tener el valor de negociar”. Y el Papa concluyó esta idea con otra expresión terriblemente fuerte, dijo: “¿Te da vergüenza?, pero ¿Cuántos muertos acabará? ¿Y terminará aún peor?”.

Semejante mazazo como declaraciones, del Papa Francisco, seguramente no le iban a gustar al presidente Zelensky, ni a los ucranianos. Que por un lado han peleado hasta hoy muy valientemente en contra de la invasión rusa, pero que además han sostenido una actitud y una retórica triunfalista. En esta visión ucraniana solo tiene lugar el triunfo total, la expulsión completa de todas las tropas rusas de los territorios ocupados en Ucrania. Una mentalidad que para el combate podría decirse óptima, pero que dista mucho de convertirse en las posibilidades reales de los ucranianos en estos últimos meses, después del fracaso de su contraofensiva, y muy particularmente, después de que sus tropas tuvieron que abandonar la ciudad de Avdiivka, por falta de municiones. 

Hasta ahora, he publicado dos libros sobre la invasión a Ucrania, en el primero, titulado: “Putin la invasión a Ucrania, la amenaza contra toda la humanidad”, disponible en Amazon, y que vio la luz pública el 27 de abril de 2022, le dedico cuatro capítulos al “silencio” del Papa Francisco frente a la invasión a Ucrania. No era que el Papa no hubiera dicho nada en contra de la guerra, sí lo dijo y muchas veces. Pero lo que sucedió es que, durante los primeros seis meses posteriores a la invasión rusa, el Papa Francisco nunca nombró a Putin, ni a Rusia a la hora de condenar la guerra. Lo hizo por primera vez, al cumplirse los seis meses de la invasión rusa, el 24 de agosto de 2022. Y esto se produjo no porque sí, no como las cosas que fluyen naturalmente, sino después de múltiples cuestionamientos de por qué el Papa no nombraba a Putin ni a Rusia en sus condenas a la guerra, cuando era el país invasor. La mayoría de esos cuestionamientos provenían desde la Argentina. De todo ello doy cuenta en mi segundo libro sobre la invasión rusa, titulado: “Ucrania, entre la esperanza y el infierno”, publicado el 3 de julio de 2023. En el destaco la entrevista que le hiciera Joaquín Morales Solá, periodista del diario La Nación de Argentina, donde comienza la entrevista increpándolo al Papa directamente, donde le pregunta sin vueltas por qué no nombra a Putin, ni a Rusia. Entre los dos libros suman 885 páginas. 

Después de eso, el Papa ha realizado distintos esfuerzos de mediación entre Rusia y Ucrania, hasta llegar a estas declaraciones, en donde de una manera muy fuerte, le pide a Zelensky que baje a la realidad, aunque con otras palabras, y que negocie. 

Con una mirada fácil, poco profunda, con palabras ligeras, hay quienes han salido a decir que a Francisco, le salió de nuevo el Papa socialista. Pero una mirada más profunda, detenida en ver qué es lo que está sucediendo en la guerra en Ucrania, qué es lo que está pasando en torno a ella en la realidad, puede darnos un análisis con mayor entendimiento de por qué hoy el Papa Francisco decidió utilizar toda la fuerza de su voz, para que exista una negociación que termine con la guerra en Ucrania, antes de que esta se convierta en la realidad, en la Tercera Guerra Mundial. 

Lo primero que hay que saber ver es que las condiciones de la guerra en Ucrania han cambiado. Ya no son las condiciones en donde Ucrania recibía armamento moderno norteamericano y de los países de la OTAN y pasaban a las tropas rusas por lo que se dio en llamar la picadora de carne. 

Después de dos años de guerra, Ucrania no tiene una industria militar propia, y se están quedando sin municiones de artillería. Incluso, muchos reportes serios dan cuenta que también a Ucrania le faltan soldados. 

Zelensky es sin duda un héroe. Pero cometió dos errores enormes como estratega. El primero, no haber incorporado al principio de la invasión al menos a 500 mil hombres a su ejército. Es decir, Zelensky supo calcular qué era lo que necesitaba para expulsar a las tropas rusas que estaban en Kiev, pero nunca calculó la cantidad de sucesivas oleadas que le seguiría mandando Putin a Ucrania. Algo solo previsible si uno estudia cómo Rusia ha peleado otras guerras, en particular la Segunda Guerra Mundial. 

 Y el segundo error es no haberse encargado de que Ucrania tuviera en este tiempo una industria militar propia. No podía ser cuestión de pedir y que le dieran para siempre para hacer la guerra. Ahora es tarde. No le dará el tiempo. La ayuda económica y militar de Estados Unidos quedó trabada, al menos por ahora en el congreso. En el terreno militar Ucrania no ha podido recuperar otras partes de los territorios ocupados por Rusia, después del fracaso de su tan anunciada contraofensiva. Además, en noviembre hay elecciones en Estados Unidos, y si gana Trump, como todo lo indica, ya ha dicho que va a terminar con la guerra en Ucrania y lo hará dejándole de dar armas a este país. 

Trump, el loco, el desmedido, hasta ahora parece el más consciente de todos los líderes mundiales de que la guerra en Ucrania puede terminar en una Tercera Guerra Mundial, así lo dice a los cuatro vientos, como también dice que hay que evitarla. 

Pero a eso hay que sumarle algo fundamental. Y son los esfuerzos de los ucranianos por arrastrar a la OTAN a participar directamente en el conflicto. Y si bien por un lado pueden decir que no, que nunca harían eso, que incluso quieren los F 16 sólo para defenderse, como misiles de largo alcance, los hechos hablan de otra manera. 

Incluso, desde el punto de vista ucraniano esto podrá ser muy comprensible. El hecho de querer que el resto de los ejércitos de los países democráticos acudan a ayudarlos a ellos, que luchen por ellos, que vayan y detengan o destruyan al criminal de guerra que es Putin. Lo que no es noble, ni inteligente para el resto de la humanidad, es verse arrastrada a una Tercera Guerra Mundial, que sería sin ningún lugar a dudas, una guerra nuclear. 

Tal vez para los ucranianos ese resultado sería la confirmación más determinante de que como Putin no hay otro igual de malo, de que es un asesino, y lo es, pero para el resto de la humanidad sería un precio muy caro a pagar, a cambio de no ceder, para negociar, ni un solo ápice de los territorios ocupados hoy por Rusia en Ucrania. 

Lo cierto es que Putin no se va a ir de Ucrania con las manos vacías. Lo entiendan o no los ucranianos y su gobierno. Putin será un asesino, tendrá una orden de detención de la Corte Penal Internacional, pero es el presidente de la potencia mundial atómica más fuerte del mundo. 

La solución sólo podría estar en la fuerza, en la expulsión por la vía militar de las tropas rusas de Ucrania, algo que por ahora al menos, al parecer Ucrania no puede conseguir, con el peligro de que las condiciones para su ejército en el combate empeoren y Rusia termine con más territorios ocupados de los que tiene hoy. Algo que puede suceder sin lugar a duda. 

En este contexto, tanto Macron, el presidente de Francia, como el gobierno de Polonia, han salido a hablar de enviar tropas directamente a Ucrania. Una visión que pareciera no advertir a quién tienen al frente. En el caso de Macron no parece dimensionar quién es Putin, para nada, después de dos años de guerra. 

Unos días antes de la invasión a Ucrania, Macron se reunió con Putin en Moscú. Allí Putin le dijo que no invadiría Ucrania. En ese momento Macron le creyó. Putin lo charló y lo engañó como a un niño. Con el tiempo Macron lo reconocería. 

Ahora sucede de nuevo. Sin tener el perfil claro de cómo es Putin, Macron quiere enviar tropas a Ucrania, pretendiendo pelear en territorio ucraniano, sin involucrar a toda Francia de forma directa en el conflicto. Aunque Macron diga que las tropas serían parte de la retaguardia, que son para la defensa antiaérea, etc. No es sensata la idea de Macron de enviar tropas francesas a Ucrania, subestimando a Putin, y creyendo que el líder ruso no responderá de ninguna forma y no terminará toda la OTAN involucrada en el conflicto. 

Los esfuerzos velados de los ucranianos de involucrar a la OTAN en la guerra, y de que vayan tropas occidentales a pelear en la guerra por ellos vienen desde hace tiempo. 

Una cuenta en redes sociales, llamada Noticias de Ucrania, ha comenzado desde hace un tiempo a realizar encuestas y sondeos de opinión, preguntando cosas como: De haber una Tercera Guerra Mundial, ¿Qué posición cree que tomaría su país? 

Encuesta Ucrania

Digamos, tratan de formar corrientes de opinión, de instalar en la opinión pública, la idea de que una Tercera Guerra Mundial puede llegar a ser justa y necesaria. O al menos posible, como ampliación o consecuencia de la guerra de Ucrania. Estos sondeos tienen una intención. No son un simple juego de niños o de creatividad, ni para salvar el aburrimiento. 

Bueno, esto, si bien puede ser una “buena idea” para los intereses de los ucranianos, que en la realidad no tienen, al menos por ahora, como ganar la guerra, y expulsar de todos los territorios ocupados a las tropas rusas, es en realidad, una pésima idea, para la supervivencia de toda la especie humana. Resulta muy entendible que los ucranianos piensen en su guerra, en su territorio, en lo injusto de la invasión, pero no es entendible que la moneda de cambio sea no negociar, y la Tercera Guerra Mundial, a costa de toda la humanidad. 
En este contexto, es que el Papa Francisco decidió usar su potente voz, para decirle de una manera muy fuerte a Zelensky y a los ucranianos, que es mejor negociar que involucrar a todo el planeta en su guerra, y terminar en una Tercera Guerra Mundial. 

El gobierno de Ucrania ya le respondió al Papa Francisco 
La embajada de Ucrania ante el Vaticano respondió al Papa que durante la Segunda Guerra Mundial nadie habló "de negociaciones de paz con Hitler". La respuesta del gobierno ucraniano agrega en el comunicado: ¿Alguien habló entonces seriamente de las negociaciones de paz con Hitler y de la bandera blanca para satisfacerlo? Así que la lección es sólo una: ¡si queremos terminar la guerra, tenemos que hacer todo lo posible para matar al Dragón!

Esta es una respuesta muy dura, pero analizada dialécticamente, equipara la situación actual de la guerra en Ucrania con la Segunda Guerra Mundial, una forma del relato que se sostiene desde el gobierno de Ucrania, para dar a entender que la Tercera Guerra Mundial ya se está combatiendo. Una forma de “normalizar” la ampliación del conflicto y la incorporación de la OTAN de forma directa. Algo así como lo que sostiene el libro: “Ucrania: la primera batalla de la Tercera Guerra Mundial”, de Yuri Felshtinsky y Michael Stanchev. 

En la misma tónica, El ministro de Exteriores ucraniano, Dmitro Kuleba, también le respondió al Papa diciendo: "Nuestra bandera es amarilla y azul. Esta es la bandera por la que vivimos, moriremos y triunfaremos. Nunca levantaremos otras", dijo a través de un mensaje en X (Twitter). Pero además se agrega otra parte demoledora como respuesta, donde se sostiene: "En lo que respecta a la bandera blanca, conocemos la estrategia del Vaticano en la primera parte del siglo XX. Les pido que eviten repetir los errores del pasado y que apoyen a Ucrania y a su pueblo en su lucha por la vida", añadió, refiriéndose claramente a la connivencia entre el Vaticano y la Alemania nazi. 

Yo mismo he comparado, en mi primer libro sobre la invasión a Ucrania, la actitud del Papa Francisco durante los primeros meses de la invasión con la de Pío XII frente al nazismo. 

Pero el problema acá tiene una dimensión mayor, y es la posibilidad de que la guerra en Ucrania se convierta en una Tercera Guerra Mundial real, ya no solo en el análisis, cambios geopolíticos y en los discursos y, por lo mismo, en una guerra atómica. La diferencia y el peligro cualitativo con la Segunda Guerra Mundial acá reside en las Armas Atómicas. Algo que los ucranianos parecen no ver. 

Creer que Putin no es capaz de utilizar un arma nuclear táctica en Ucrania, o comenzar una guerra nuclear a gran escala, es tan ridículo como la convicción de Navalny cuando regresó a Rusia, creyendo que Putin no lo iba a asesinar porque lo estaría mirando todo el mundo. Y Putin asesinó a Navalny ante los ojos de todo el mundo. Lo mismo sucederá si los ucranianos no entienden que Putin no se irá con las manos vacías de Ucrania, y menos cuando por la vía de las armas convencionales Ucrania no puede expulsar de los territorios ocupados a las tropas rusas, y en un intento desesperado por no perder la guerra, intentan involucrar a otros países occidentales para que pelen en forma directa su guerra. 

La creencia de Macron, de que podría enviar tropas francesas a Ucrania y se combatiría solamente en suelo ucraniano, es tan ridícula como la creencia de Navalny de que Putin le perdonaría la vida porque el mundo entero lo estaba mirando. 

Por eso puede ser que las declaraciones del Papa Francisco esta vez no le gusten nada, ni un poco a los ucranianos. Pero pudiera ser que sirvieran para asumir la realidad en la que se encuentran. El punto verdadero al que han llegado en su guerra, y aceptar que involucrar a toda la humanidad, en una Tercera Guerra Mundial, para que ucrania no pierda los territorios ocupados que ya ha perdido, constituye una mirada muy estrecha y limitada del problema. Además, en términos de supervivencia primero y principal, para que la vida siga en el planeta y para el conjunto de la humanidad, sería un muy mal negocio. 

Dicho de otra forma: Zelensky y los ucranianos tienen todo el derecho a continuar con su guerra, que es justa y que es para ellos una guerra de supervivencia. Pero también es cierto que de continuar perdiendo territorio Ucrania, puede perder aún más de lo que ya ha perdido, y de lograr arrastrar a la OTAN a un conflicto directo con Rusia, Ucrania estaría arrastrando a toda la humanidad a su propia extinción. Si tenemos en cuenta estas consideraciones, puede ser que las fuertes declaraciones del Papa Francisco, quien ha tratado de mediar entre Ucrania y Rusia, estén tratando de otorgar un baño de realidad, a personas que son héroes, que se sienten héroes, pero que están peleando una guerra que en las condiciones actuales no pueden ganar. 

Tal vez uno se pregunte: ¿Pero Zelensky merece rendirse? ¿Pero los ucranianos, merecen perder la guerra, o, al menos, los territorios ocupados? ¿Acaso Putin merece quedar, al menos por ahora impune y salirse con la suya? 

La respuesta a todas estas preguntas es no. Definitivamente no. Pero una cosa es lo que uno se merece y otra lo que se puede. Así es, lamentablemente, este mundo. 

Y una sucesión de errores de todos lados, han llevado a la guerra en Ucrania a las condiciones de estancamiento y escases actuales. Tampoco se ha llegado a esa situación solamente porque Rusia es muy grande o por azar. También es cierto que el Papa Francisco, para aparecer como neutral, debería decirle a Putin, fuerte y claro, que se lleve sus tropas de Ucrania para poder negociar, o al menos que pare las hostilidades y que termine de una vez por todas de amenazar con armas nucleares a toda la humanidad.

Mucho bien haría el Papa Francisco y también Zelensky, de apoyar el proyecto que México presentó en el año 2009 ante la Corte Penal Internacional, para que cualquier ataque nuclear sea considerado un Crimen de Lesa Humanidad. Para ambos líderes, tanto para el Papa Francisco como para el presidente ucraniano, no apoyar este proyecto será una enorme oportunidad perdida en la historia de la humanidad.

Sobre los errores de occidente, de la administración Biden, y del propio Zelensky, que han llevado a la guerra en Ucrania al estado actual, tratará mi próximo libro, que estará publicado dentro de un mes.