El Ateneo Español de México cumple 75 años: exilio republicano y las nuevas generaciones

Ciudad de México.- El Ateneo Español de México, el centro cultural nacido para dar apoyo al exilio de España y sus descendientes en el país norteamericano, celebra 75 años de vida con el reto de conectar con las nuevas generaciones y transmitirles que “sus orígenes” radican en esta institución.

Para ello, la institución ha organizado a lo largo de 2024 distintas actividades, como ciclos de cine y exposiciones, para conmemorar los 85 años de la llegada del exilio republicano a raíz de la Guerra Civil española, que terminó en 1939 con la victoria del bando franquista.

“Un reto es conectar con la tercera generación del exilio, que somos nosotros y nuestros hijos y tenemos otras necesidades”, señala el presidente del Ateneo, Juan Luis Bonilla, en una entrevista a EFE junto al resto del equipo directivo.

Esta reconexión busca transmitir a las nuevas hornadas que entre las paredes del Ateneo “están sus orígenes”.

“Es un espacio abierto para que ellos mismos hagan actividades que no necesariamente tienen que estar relacionadas con el exilio, sino que tienen que estar hechas (...) para hacer (del Ateneo) una institución culturalmente activa”, desgrana.

Aun así, el centro ha encontrado otros baches a lo largo de su historia. Los más recientes, la pandemia, que supuso “perder la continuidad de las actividades”, y las dificultades económicas.

“El Ateneo no recibe ningún subsidio. Nos mantenemos a través de las cuotas de los asociados, algunas donaciones o, a veces, algunos proyectos educativos con los que colaboramos, pero no tenemos un ingreso fijo”, explica José Héctor Alonso, vicesecretario de la entidad.

Un "centro social para exiliados"

En enero de 1949, se funda en la Ciudad de México el Ateneo Español como un “centro cultural y social para los exiliados españoles”, en palabras de Bonilla, aunque tenía las puertas abiertas a la ciudadanía mexicana.

“La idea era generar un centro de actividades para la comunidad”, relata, y añade que se organizaban diferentes celebraciones, como una recogida de juguetes para los Reyes Magos.

También “era un punto de encuentro y discusión” sobre la situación política en España para una amalgama de personas que venían de distintos puntos del país, entre las que destacaron el cineasta aragonés Luis Buñuel o el violoncelista catalán Pau Casals, que aunque no residió en México, tuvo un papel relevante en la institución.

Muchos de estos exiliados se integraron en la vida intelectual de México y “elevaron el nivel cultural en muchas universidades”, como sostiene la secretaria de la institución, Cristina Ruiz.

Aun así, subraya que “la mayoría no eran catedráticos”, sino gente “de a pie” que logró encontrar trabajo: “Muchas de las mujeres que cocinaban en casa (en España) acabaron cocinando en restaurantes, para los colegios del exilio o haciendo pequeñas fondas”.

Una "recibida espectacular" al exilio

Los distintos barcos que trajeron a gran parte de los exiliados a México fueron recibidos de manera “espectacular”, según Ruiz.

Esta bienvenida afectuosa también vino de parte del Gobierno, entonces encabezado por Lázaro Cárdenas, quien es conocido entre los descendientes del exilio como “el Tata Cárdenas”: “Ha sido un salvador para todos ellos (los exiliados)”.

Los brazos abiertos de México fueron correspondidos con una actitud “muy generosa” por parte de los recién llegados, en palabras de Bonilla, que puntualiza que el exilio también fue “cerrado”, pues tenían la idea de volver a España en un periodo corto de tiempo.

Entre el final de la Guerra Civil y el nacimiento de la institución pasaron 10 años, una década donde el contexto internacional, marcado por el fin de la Segunda Guerra Mundial y el estallido de la Guerra Fría, propició el asentamiento del régimen franquista.

“El Ateneo se forma bastante tiempo después de la llegada del exilio entre otras cosas, y son especulaciones, porque la gente pensaba volver”, argumenta el presidente.

Mirando hacia el futuro, el equipo directivo pide “tener un espacio propio”, pues el Ateneo ahora comparte sede con la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), pero también tiene unas palabras para sus predecesores.

A través de Bonilla, les reconocen un “ímpetu de creación cultural” y su “enorme capacidad de generar instituciones”, que lograron transmitir y mantener en el tiempo “los valores que traían de la Segunda República (española)”.