De murmullos, enlistados y candidez

Por Gerson Gómez Salas

“La costa de los murmullos”, de Lídia Jorge
Eva Lopo se casa con Luis Álex, un estudiante de matemáticas en una misión militar en África. La boda es en el Stella Maris, un hotel donde se presentan dos sucesos inauditos que serán la raíz de una historia que retratará “la crisis del espacio doméstico colonial que, en últimas, acaba por ser la del Estado imperialista portugués”. En esta novela hay una polifonía narrativa absoluta, en ella Eva rememora en primera y tercera persona un periodo que ella misma experimentó veinte años atrás, y confronta la idea de la construcción histórica con la memoria. Como muchas otras mujeres que acompañaron a soldados a la guerra colonial, Eva es protagonista indirecta de la transformación de Luis, pero también de la suya propia, que a lo largo de este libro dará voz a los múltiples roles de quienes miraron de cerca la guerra en Mozambique.

“El voluntario. Un nuevoleonés en el ejército norteamericano, 1946-1947”, de Adriana García Fidalgo
Esta es la historia de un joven que no dudó en cumplir su deber en el periodo todavía convulso del fin de la Segunda Guerra Mundial, pero también nos cuenta de la familia que todavía lo recuerda con afecto, los Fidalgo.
La autora Adriana García Fidalgo pasó por nuestras aulas en tiempos de la todavía Universidad de Nuevo León, y luego fue colaboradora aportando su colección de fotografías de campo a la Hacienda San Pedro (ahora Celso Garza Guajardo), Centro de Información de Historia Regional de la UANL. Ahora nos comparte esta memoria de su tío Gilberto Fidalgo desde la visión de una jovencita de once años. Queda para el lector este testimonio en cartas, postales, fotografías y documentos sobre el joven que un día partiría a Estados Unidos a realizarse y encontrar un destino, una muestra de las historias todavía pendientes de encontrar y contar.

“Un formidable fenómeno fantasmal”, de Ena Galíndez Araiza
Fonteporte, el pueblo de Javier, es un poblado tranquilo, donde vive gente trabajadora y alegre, pero que, por razones desconocidas, ha sido azotado por varias plagas. Nadie sabe por qué, pero cuando no es una es otra. Juntos, los forteporteños han logrado deshacerse de todas ellas, pero esta vez ¡han sido invadidos por unos fantasmas horribles! ¿Cómo se libra uno de un espectro traslúcido y feo?

“Candidez”, de Fernando Viveros Castañeda
Candidez describe la vida de la sociedad hipermoderna. La velocidad del desarrollo exponencial de la tecnología ha atrapado al ser humano y le ha modificado sus patrones de conducta y expectativas de vida; su memoria y su imaginación. A mayor velocidad, menor conciencia presente y mayor hiperconsumo. En un mundo frágil y sin certezas, el individualismo egoísta lo ha invadido todo provocando relaciones cotidianas medibles solo en términos de costo-beneficio y bajo el yugo de la compulsiva necesidad de reconocimiento público a través de las redes sociales. La vida hipermoderna es un espejismo que se sobrevive con candidez.