¿Hacer más, haciendo menos?

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Por David Somoza Mosquera

Cada vez que Elon Musk tuitea siempre provoca reacciones para bien o para mal. En la red social no son pocos los que tratan de interpretar lo que quiso o no quiso decir, pero al final algo queda claro y es que el magnate sudafricano es una de las personas más influyentes por sus proyectos con Tesla y SpaceX. De allí que cuando suelta una píldora acerca de alguna de sus empresas o sobre sí mismo -incluso su horario- es la comidilla de muchos.

En el podcast The Joe Rogan Experience en Spotify, que fue difundido en septiembre de 2018, el empresario desveló cuál es su rutina de sueño. Dijo que decidió dedicar solamente el tiempo imprescindible para dormir, unas seis horas, con el objetivo de seguir siendo productivo en su trabajo. 

"Intenté dormir menos, pero luego la productividad total disminuye", aseguró Musk, quien además contó que a menudo se encuentra en reuniones que terminan a la una o las dos de la madrugada.

También es de la opinión, y así lo expresó en el podcast, que si quieres ser alguien en la vida tienes que trabajar 100 horas. Sin embargo, no es la primera vez que dice algo así. Ese mismo año tuiteó: “Hay muchos otros lugares seguros en donde trabajar, pero nadie ha cambiado el mundo trabajando 40 horas a la semana”. Es decir, ocho horas diarias.

Su tuit, el cual se hizo viral, es su respuesta a un artículo de The Wall Street Journal en el que se asegura que Tesla es una de las compañías más explotadoras de Silicon Valley. Pero para Musk, el “número correcto de horas es una media de 80 a la semana, con algunos picos de 100 horas semanales”.

Luego de ese comentario, algunos se dieron a la tarea de calcular cuántas son 100 horas a la semana. La respuesta: 20 horas al día de lunes a viernes, o 14 horas al día, los siete días a la semana. 

No obstante, esa visión tradicional de que el trabajo muy duro e incansable es sinónimo de mejor desempeño ha cambiado mucho. De hecho, existen experiencias de proyectos que terminaron en desastre como consecuencia de laborar sin descansar en un momento pico.

Un ejemplo fue lo ocurrido con el Galaxy Note 7, que se suponía iba a ser el smartphone que revolucionaría el mercado. Tras su lanzamiento mundial en 2016, y durante el primer mes, Samsung Electronics recibió múltiples reportes y quejas acerca de los inconvenientes de ese equipo. El comentario generalizado era que algunos modelos se sobrecalentaban y explotaban. 

Ahora, cuál fue la causa de tal catástrofe para la multinacional. Cuentan que los ingenieros y directivos trabajaron 80 horas a la semana durante meses para terminar el teléfono y con la prisa y el cansancio obviaron un defecto en el diseño de la batería. El resultado fue la retirada de un producto defectuoso, miles de millones de dólares perdidos de ingresos y demandas en todo el mundo contra la compañía. Esto, además, afectó su reputación y la confianza de los consumidores.

Este caso nos ofrece una lección sobre la importancia de equilibrar el trabajo y el descanso, pues así como se puede ganar mucho dinero laborando arduamente 24/7, haciendo cada vez más tareas y no desconectándose nunca del trabajo, un error por muy pequeño que sea, producto del cansancio o la presión, puede costarles una fortuna a las empresas. 

Así que no está de más que las compañías consideren que también es posible trabajar mejor y ser más productivas si los trabajadores disponen de tiempo para cultivar el ingenio y la creatividad. Es más, los empleados que toman vacaciones con regularidad y se desconectan del trabajo son mucho más eficientes, e incluso tienen mejor salud. 

Investigaciones han demostrado que el descanso es fundamental para trabajar bien. Los empleados crónicamente cansados son más propensos a tomar decisiones poco ambiciosas y hasta desacertadas y a no ser capaces de hacer frente a problemas inesperados, en comparación con los que descansan correctamente.

No está de más, entonces, que el descanso sea visto por las empresas como un aliado y no como un enemigo. Y es aquí donde encaja el principio de hacer más haciendo menos. Esto es, compartir eficiente y equilibradamente el trabajo y el descanso.