Trolebús capitalino, obsoleto y en ruinas

Por: Erick Miranda

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Con vidrios manchados, láminas corroídas por el óxido, asientos con graffitis, goteras en los techos, boletos desperdigados y hasta en ocasiones malos tratos por parte de los operadores, es como brinda servicio el Trolebús de la Ciudad de México.


Dicha red de transporte está compuesta por un total de 340 unidades, distribuidas en nueve delegaciones; no obstante, en un recorrido hecho por Diario de México, se constató que en las ocho Líneas de trolebús persisten múltiples problemas. 


Michel N., quien a diario toma el trolebús del Circuito Politécnico para ir y regresar de la escuela, indicó que viajar en dicho transporte “es seguro y accesible, aunque las instalaciones y unidades están descuidadas”.
De igual modo, reconoció que en más de una vez los operadores han sido “groseros”.


Entre las fallas más recurrentes, aseguran usurarios, está la caída de los cables, también conocidas como “plumas”, las cuales llegan a causar retrasos en sus traslados.


Inés G., usuaria de 67 años que viaja en la línea que va de El Rosario a Chapultepec, relató “lo malo es que habemos personas grandes y discapacitados, que al subir o bajar tenemos que brincar escalones y estos están en mal estado; hace un par de semanas nos quedamos un día sin “trole” y nos dijeron que fue por las lluvias” (sic.), acusó. 


Asimismo, durante el recorrido, se constató que en las Líneas I, G y LL, los choferes permiten el acceso a vendedores informales y cantantes.


Aldo O., usuario habitual de la Línea D de trolebuses, que va de Metro Mixcoac a San Andrés Tetepilco, al poniente de la ciudad, denunció que “luego las puertas no sirven bien y alguien podría caerse”.


Al Sur de la capital, en el circuito que va de Ciudad Universitaria a San Francisco, Cinthia comentó que “los carros son muy viejos a diferencia de los de Eje Central; los choferes dan el boleto de mala gana y luego ni se detienen”.


Por su parte, Jorge ‘N’, quien trabaja desde hace 30 años como operador de trolebús en la Línea K, explicó que “el estado de las unidades es de malo a pésimo: se trata de una de las rutas con carros más antiguos, con unidades de la serie 42, que tranquilamente tienen entre 40 o 45 años, que incluso yo llegué a usar como usuario”.


“Hace tres o cuatro años remozaron estos carros, les cambiaron parabrisas, ventanillas panorámicas y también los pisos, pero los tableros siguen siendo los mismos. Al motor, también eléctrico, no le metieron mano; sin embargo, estos carros ya dieron lo que tenían que dar”, apuntó.


En su opinión, añadió, deberían renovar una flotilla, porque los nuevos transportes como el Metrobús son casi desechables y su tiempo de vida no se compara con otros: “prueba de ello está en los milagros que hacemos con esta clase de vehículos y en tales condiciones”, destacó.


De acuerdo con el Proyecto Institucional 2013-2018 de Servicio de Transportes Eléctricos (STE), se tiene planeado incorporar 100 trolebuses nuevos en los circuitos G e I, los cuales circularán de Metro Boulevard Puerto Aéreo a Metro Rosario, y de éste último, a Metro Chapultepec, respectivamente.


Con una red de servicio que cubre 196.64 kilómetros, la dependencia local también prevé la adquisición de 150  Autobuses Eléctricos y la habilitación de un corredor Cero Emisiones sobre Eje 8 Sur, mismo que sumará 22 kilómetros más de red y transitaría de Metro Constitución de 1917 a Metro Insurgentes.


De tal forma, en el mismo documento, publicado el pasado 3 de julio en la Gaceta Oficial, se adelanta una modernización y remozamiento de al menos 100 trolebuses de las series 40000 y 90000, esto con el fin de prolongar su vida. 


Pese a todo, y a menos de un año de que concluya la actual administración, y también de cara a la publicación del nuevo Reglamento de Movilidad, esta casa editorial intentó contactar al titular de STE, Rubén Eduardo Venadero; sin embargo, al cierre de esta edición no hubo respuesta.